Prof Lic Enf Silvana Peralta
PERFIL DE SALUD DE LOS ADULTOS Y ANCIANOS, EL AUTOCUIDADO DE SU SALUD
Perfil de salud de los adultos y ancianos
Un perfil de salud es un resumen de datos e información relacionada que describe la salud y sus factores determinantes para una población dada.
La salud de una población descrita en un perfil se fundamenta en una serie de indicadores o mediciones, sobre asuntos o problemas claves de salud. Los indicadores deben ser fáciles de medir y comprender, susceptibles de ser abordados en algún nivel de las políticas, y de ser utilizados para medir el progreso en la reducción de las desigualdades y el mejoramiento de la salud de la población. Dado que los indicadores de salud proveen descripciones sencillas y prácticas de aspectos del estado de salud o de las influencias en la salud, es posible utilizarlos para alentar a los profesionales, a las instancias normativas y al público general a que adopten medidas para mejorar la salud.
Los perfiles pueden diferir en su nivel de complejidad. Es posible elaborar un perfil para un solo problema de salud o para varios problemas. Un perfil que incluye varias áreas temáticas y muchos indicadores, proporciona una comprensión más profunda de la salud y puede ayudar a descubrir diferencias sutiles en los contextos locales y nacionales.
El contenido de un perfil se basa en datos tanto numéricos (cuantitativos) como narrativos (cualitativos). Los datos numéricos dan una idea de lo que está sucediendo (por ejemplo, tendencias con el transcurso del tiempo, aparición de nuevas enfermedades o problemas de salud) y a quién está sucediendo (por ejemplo, qué personas están enfermas, dónde viven, qué tratamiento están recibiendo). Los datos numéricos describen la salud de la población en forma general, mientras que el análisis y la investigación estadística permiten comparar las variables desglosadas por sexo y edad, con otras variables complementarias. Sin embargo, los datos numéricos no son la única información suministrada en un perfil; la investigación académica actual, los documentos oficiales y los informes de la comunidad suministran otra información valiosa para un perfil acerca de por qué se observan las tendencias y cómo se llegó a ellos.
La Organización Mundial de la Salud define la salud ampliamente, como algo más que la presencia o la ausencia de enfermedad:
“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.”
Por lo tanto, un perfil de género y salud debe incluir una amplia gama de indicadores para la salud y los factores determinantes de la salud. Es decir, un perfil deberá incluir no solo indicadores clínicos de salud física y mental, sino también indicadores acerca de otras dimensiones de la vida de las personas.
Perfil de salud - Argentina
En Argentina, la esperanza de vida al nacer ha aumentado en los últimos 25 años. En el quinquenio 1980-1985 era de 70,2 años (66,8 para los hombres y 73,7 para las mujeres) mientras que en el quinquenio 2000-2005 alcanzó una media de 74,3 (70,6 para los hombres y 78,1 para las mujeres).
Entre 1990 y 2004, la mortalidad infantil descendió 43,8%. Aunque el número de muertes por causas evitables ha disminuido, todavía en el año 2000 suponían casi dos de cada tres muertes infantiles. En 2003, 53% de las muertes infantiles se debieron a afecciones originadas en el período perinatal, 22% a mal formaciones congénitas, 10% a afecciones del sistema respiratorio, 5% a enfermedades infecciosas y parasitarias y 3% a accidentes.
La tasa de mortalidad infantil en Argentina en 2005 era de 13,3 por 1.000 nacidos vivos lo que supone un acercamiento hacia la consecución de los Objetivos del Milenio (ODM).
La mortalidad materna experimentó pocas variaciones en la última década y la cifra a nivel nacional se situó en torno a las 40 defunciones por 100.000 nacimientos. No obstante, hay diferencias entre las provincias, con valores mucho más elevados (en Corrientes: 104, en La Rioja: 136 y en Jujuy: 131) que en la Capital Federal: 20 en 2004.
Desde 1997 hasta fines de 2005 se produjeron 2.799 casos de dengue y cinco brotes, en los años 1998, 2000, 2002, 2003 y 2004. Durante este último año se notificaron 1.522 casos. Las provincias de Salta, Jujuy, Formosa y Misiones notificaron casos autóctonos. La Provincia de Salta contribuyó con 72,5% de los casos en ese período.
En 2000 se obtuvieron 440 muestras positivas de malaria, 215 en 2001, 125 en 2002, 124 en 2003, 116 en 2004 y 215 en 2005. Entre 50% y 75% de los casos de malaria son importados del exterior.
La tasa de incidencia de VIH/SIDA en Argentina por cada 100.000 habitantes muestra una tendencia creciente. La mitad de la población afectada tiene entre 25 y 34 años. [1]
Valoración:
El profesional utiliza los datos obtenidos a partir de la valoración de salud para elaborar un perfil de salud, que proporciona los datos necesarios para comprobar el bienestar familiar, o para definir un diagnóstico de enfermería y planificar las intervenciones de enfermería adecuadas para fomentar una salud óptima, por medio de la modificación del estilo de vida.[2]
Entrevista:
La entrevista para obtener los antecedentes de salud es una serie de preguntas que se utilizan para proporcionar una visión general del estado de salud actual del paciente. Con frecuencia, el personal de enfermería es responsable de la obtención detallada de los antecedentes médicos del paciente y su familia, así como de los problemas de salud actuales y una revisión de su estado funcional. Esto se traduce en un perfil integral que se centra en el estilo de vida y la salud, así como en la enfermedad.
El formato de los antecedentes de salud tradicionalmente combina el expediente clínico y la valoración de enfermería. Tanto el interrogatorio por aparatos y sistemas como del perfil del paciente se amplían para incluir las relaciones individuales y familiares, los patrones de estilo de vida, las prácticas de salud, la valoración nutricional y las estrategias de afrontamiento. Estos componentes de la entrevista son la base de la valoración de enfermería y se pueden adaptar fácilmente para abordar las necesidades de cualquier población de pacientes en cualquier entorno, institución o agencia.[3]
Componentes de la anamnesis:
- Datos biográficos
- Problema de salud principal
- Problema de salud actual
- Antecedentes médicos
- Antecedentes familiares
- Interrogatorio por aparatos y sistemas
Perfil del paciente.
En el perfil del paciente se obtiene información. Un perfil completo del paciente es indispensable para el análisis del problema de salud principal y de la capacidad del paciente para afrontarlo.
En este punto de la entrevista, la información que se produce es muy personal y subjetiva. La gente se anima a expresar sentimientos de manera sincera y a discutir acontecimientos significativos para la salud. Lo mejor es comenzar con preguntas generales, abiertas, y pasar al interrogatorio directamente cuando se necesiten hechos concretos. Las entrevistas que progresan de información que es menos personal (lugar de nacimiento, ocupación, educación) a información más personal (sexualidad, imagen corporal, habilidades de afrontamiento) suelen reducir la ansiedad.
El perfil general del paciente consta de las siguientes áreas de contenido: acontecimientos pasados relacionados con la salud, medicamentos actuales, educación y ocupación, recursos financieros, medio ambiente (físico, espiritual, interpersonal), patrones de estilo de vida, presencia de una discapacidad física o mental, autoconcepto, sexualidad, riesgo de maltrato y estrés y respuesta de afrontamiento.
Autocuidado.
El trabajo de enfermero en los cuidados mínimos: Los cuidados mínimos se brindan a usuarios con un alto grado de autocuidado que no requieren atención permanente, ni inmediata. Pueden ser personas en fase de diagnóstico o tratamiento, los que están en fase de recuperación procedentes de otras áreas o servicios, o los que cuentan con tratamiento y requieren seguimiento diario. Ellos son capaces de satisfacer la mayoría de sus actividades vitales diarias, pero requieren unos mínimos cuidados de enfermería.
El enfermero como instructor: Un componente importante del rol del enfermero es instruir al sujeto de atención y a la familia en aspectos de autocuidado que abarcan desde actividades de mantenimiento de la salud hasta la atención de estados agudos y crónicos.
Educador: Como educador, el enfermero explica a los pacientes conceptos y hechos sobre la salud, describe el motivo de las actividades de cuidados habituales, muestra procedimientos como las actividades de autocuidado, refuerza el aprendizaje o la conducta del paciente y evalúa el progreso del paciente en el aprendizaje. Algunas de las enseñanzas dadas a los pacientes no están planificadas y son informales. Por ejemplo, cuando durante una conversación informal se responde a preguntas sobre una infusión intravenosa, un problema de salud como dejar de fumar o los cambios necesarios en el estilo de vida de un paciente.
La teoría de Dorothea Orem del déficit de autocuidado explica los factores de las condiciones de vida de un paciente que apoyan o interfieren con la capacidad de autocuidado. Como consecuencia, un enfermero que en su práctica utiliza esta teoría puede anticipar tales factores cuando diseña un plan educativo para el paciente. Esta teoría es valiosa para ayudar a la enfermería en el diseño de intervenciones que promuevan el autocuidado en el manejo de enfermedades tales como el asma, la insuficiencia cardíaca, la diabetes o la artritis, se valoran e interpretan los datos para determinar las necesidades de autocuidado de los pacientes, los déficits de autocuidado y las capacidades de autocuidado en la gestión de su enfermedad.
Autocuidado en el domicilio:
Atención domiciliaria, basada en la comunidad y de transición.
Capacitar a pacientes sobre el autocuidado contiene los puntos que el personal de enfermería debe considerar al capacitar a los pacientes sobre el control de la enfermedad crónica y la discapacidad en el hogar. Un problema importante que a menudo se pasa por alto al capacitar a los pacientes sobre un problema de salud, un régimen de tratamiento o estrategias de promoción de la salud, es la necesidad de contar con formatos alternativos para adaptarse a las personas con diversas discapacidades. Los pacientes con discapacidad necesitan la misma información que otros enfermos; sin embargo, a menudo requieren letra grande, Braille, cintas de audio o la asistencia de un intérprete de lenguaje de señas. Los materiales pueden obtenerse de varias fuentes para los pacientes que necesitan estas estrategias educativas y para aquellos con deterioros cognitivos atribuibles a anomalías del desarrollo o adquiridas recientemente. El personal de enfermería debe asegurarse de que todas las personas, tengan o no discapacidad, reconozcan las señales de advertencia y los síntomas de ictus, infarto de miocardio y cáncer, así como estrategias para acceder a la ayuda. Además, el enfermero debe capacitar a todos los pacientes que son sobrevivientes de ictus y aquellos con diabetes sobre cómo controlar su propia presión arterial y valores de glucosa.
Autocuidado en enfermedades crónicas:
El control de las enfermedades crónicas es un proceso de descubrimiento. Se puede capacitar a las personas sobre cómo tratar sus afecciones. Sin embargo, cada paciente debe descubrir cómo reacciona su cuerpo en diferentes circunstancias, por ejemplo, qué es hipoglucemia, qué actividades pueden provocar angina y cómo estas y otras afecciones pueden prevenirse y controlarse mejor.
Fomentar las habilidades de autocuidado:
El abordaje del paciente para el autocuidado puede verse afectado por una alteración de la movilidad y dependa de la familia y las expectativas culturales. La incapacidad para realizar el autocuidado como se efectuaba antes puede producir conductas ineficaces para hacer frente a la discapacidad, como aislamiento social, dependencia de los cuidadores o depresión. El personal de enfermería debe alentar al paciente a que aprenda y acepte la responsabilidad del autocuidado. Esto ayuda a estimular una actitud de “prefiero hacerlo solo”. Además, el personal debe ayudar al sujeto a identificar los límites seguros de la actividad independiente; conocer cuándo pedir asistencia es particularmente importante. El personal de enfermería capacita, guía y apoya al individuo que está aprendiendo o reaprendiendo cómo realizar las actividades de autocuidado, mientras se mantiene un abordaje en sus fortalezas y un nivel de función óptimo. La regularidad en las instrucciones y la asistencia brindada por los prestadores de servicios de salud, incluidos los terapeutas de rehabilitación (p. ej., físicos, ocupacionales, recreativos, del habla y el lenguaje y médicos) favorece el proceso de aprendizaje. El registro del desempeño del sujeto ofrece los datos para valorar el progreso y puede utilizarse como una fuente de motivación y confianza.
A menudo, una simple maniobra requiere concentración y un esfuerzo considerable por parte del paciente con discapacidad; por lo tanto, las técnicas de autocuidado requieren adaptarse al estilo de vida de cada uno de los enfermos. Por lo general, hay más de una manera de lograr una actividad de autocuidado y el sentido común y un poco de ingenuidad pueden favorecer mayor independencia. Por ejemplo, una persona que no puede alcanzar su cabeza puede hacerlo si tan sólo se inclina hacia adelante. Alentar al paciente a que participe en un grupo de apoyo también puede ayudarle a descubrir soluciones creativas a los problemas del autocuidado. Las normas culturales preexistentes pueden influir en el grado de autocuidado que el paciente desea considerar. Las creencias culturales y étnicas acerca de la higiene pueden variar entre los individuos y las familias. Es importante que el personal de enfermería reconozca estas creencias y converse sobre cualquier problema con el paciente y su familia, y que comunique los hallazgos pertinentes al grupo de rehabilitación.
Recomendar dispositivos adaptativos y asistenciales:
Si el paciente tiene dificultad para realizar una Actividad de la Vida Cotidiana (AVC), quizá sea útil un dispositivo adaptativo o asistencial (dispositivo de autocuidado). Los dispositivos adaptativos están disponibles en establecimientos comerciales o pueden ser fabricados por el personal de enfermería, el terapeuta ocupacional, el paciente o la familia. Estos dispositivos pueden incluir una extensión del mango de los cepillos de dientes o las máquinas de afeitar, mangos curvos en espejos o calzadores, ventosas para mantener los objetos en su sitio, sillas para bañarse, asientos elevados para uso del inodoro y manguillos universales para asir objetos de autocuidado. Para asistir a una mujer en la premenopausia en el control de la menstruación, es posible usar adaptaciones en la ropa (p. ej., tiras de velcro en la entrepierna para un acceso fácil), espejos, toallas sanitarias autoadheribles, toallitas húmedas y ropa íntima poco ajustada.
Se cuenta con una amplia variedad de dispositivos computarizados o pueden diseñarse dispositivos para ayudar a los pacientes con discapacidades graves a desempeñarse con mayor independencia. El personal de enfermería debe estar alerta con respecto a los “aparatos” disponibles comercialmente y debe valorar su potencial utilidad, ejercer el juicio profesional y precaución al recomendar dispositivos, no recomendar objetos innecesarios, demasiado costosos o inútiles para los pacientes.
Ayudar a los pacientes a aceptar las limitaciones:
Si el paciente tiene una discapacidad grave, es posible que el autocuidado independiente sea una meta poco realista; en esta situación, el personal de enfermería capacita al enfermo para dirigir su atención. El paciente puede requerir un asistente personal para llevar a cabo las AVC. Es factible que los miembros de la familia no sean capaces de proporcionar la asistencia para la higiene y el baño, vestido, alimentación y uso del inodoro, y las parejas pueden tener dificultad para brindar los cuidados relacionados con el vaciamiento intestinal y vesical y mantener el rol de parejas sexuales. Si es necesario un cuidador personal, el paciente y los miembros de la familia deben aprender a dirigir de manera eficaz a un empleado. El personal de enfermería ayuda al paciente a aceptar la dependencia en el autocuidado. La independencia en otras áreas, como la interacción social, debe enfatizarse para favorecer un autoconcepto positivo.[4]
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Bibliografía:
[1] Más información sobre el perfil de Argentina en Salud en las Américas 2007:
[2] Kozier. Fundamentos de Enfermería. 9na Ed. Vol I (Pág. 438)
[3] Brunner y Sudarth. Enfermería Medicoquirúrgica. 14 Ed. (Pág. 260)
[4] Brunner y Sudarth. Enfermería Medicoquirúrgica. 14 Ed. (Pág. 481)
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