Enfermería del Adulto y Anciano. Tema Nº 5. (k)

 

ALTERACIÓN DEL SUEÑO Y REPOSO.



SUEÑO Y REPOSO:

Es una necesidad humana básica, un proceso biológico universal común a todas las personas. El hombre pasa una tercera parte de su vida durmiendo, necesitamos el sueño: para afrontar el estrés cotidiano, para prevenir el cansancio, para conservar la energía, para restaurar mente y cuerpo y para disfrutar de la vida con plenitud. El sueño mejora la funcionalidad diurna, es vital no sólo para mantener una funcionalidad psicológica óptima, sino también una funcionalidad fisiológica, ya que la velocidad de cicatrización del tejido dañado es mayor durante el sueño. Es un factor importante para la calidad de vida de una persona.

Consecuencias de la pérdida crónica de sueño:

aumento del riesgo de hipertensión, diabetes, obesidad, depresión, ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, accidentes de tráfico graves

Recomendaciones para el sistema de salud:

a)      aumentar las inversiones financieras en somnología interdisciplinaria (el estudio del sueño) y de la formación en investigación de la medicina del sueño;

b)      aumentar la conciencia pública al establecer una campaña de educación pública multimedia;

c)      aumentar la educación y la formación de los profesionales sanitarios en somnología y medicina del sueño;

d)      desarrollar nuevas tecnologías para el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño, y

e)      monitorizar los patrones del sueño de la población y la prevalencia y resultados de salud asociados a los trastornos del sueño.

FISIOLOGÍA DEL SUEÑO

https://www.youtube.com/watch?v=_1BEpbNBAnE

El sueño se considera un estado alterado de la conciencia en el que disminuye la percepción del sujeto y su reacción al entorno. Se caracteriza por una actividad física mínima, niveles variables de conciencia, cambios de los procesos fisiológicos corporales y descenso de la capacidad de respuesta ante estímulos externos. Algunos estímulos del entorno despertarán normalmente a una persona que duerme. Los sujetos responden a estímulos significativos mientras duermen y desechan selectivamente otros no significativos. La naturaleza cíclica del sueño está controlada por centros localizados en la parte inferior del cerebro. Las neuronas de la formación reticular, situadas en el tronco del encéfalo, integran la información sensorial procedente del sistema nervioso periférico y allí se hace el relevo de la información que se dirige hacia la corteza cerebral. La parte superior de la formación reticular está formada por una red de fibras nerviosas ascendentes que, en su conjunto, reciben el nombre de sistema activador reticular (RAS), que participa en el ciclo de sueño-vigilia. Para la regulación de los estados de sueño y vigilia es necesario disponer de una corteza cerebral y una formación reticular intactas. Los neurotransmisores, situados dentro de las neuronas del cerebro, afectan a los ciclos de sueño-vigilia. La serotonina reduce la respuesta a la estimulación sensorial y que el ácido gammaminobutírico (GABA) apaga la actividad en las neuronas del sistema activador reticular. La exposición a la oscuridad y la preparación para el sueño disminuyen la estimulación del RAS. Durante este tiempo, la glándula pineal del cerebro comienza a segregar activamente la hormona natural melatonina y la persona se siente menos alerta. Durante el sueño, se segrega hormona del crecimiento y se inhibe el cortisol. Cuando aparece la luz diurna, la melatonina se encuentra en el nivel más bajo en el cuerpo y la hormona estimuladora, el cortisol, se encuentra en su máximo. La vigilia se asocia también a niveles altos de acetilcolina, dopamina y noradrenalina. La acetilcolina se libera desde la formación reticular, la dopamina en el mesencéfalo y la noradrenalina, en la protuberancia. Estos neurotransmisores están localizados dentro de la formación reticular e influyen en la excitación de la corteza cerebral.

Ritmos circadianos

Ritmo biológico controlado desde el interior del cuerpo y se sincronizan con los factores de su entorno, como la luz y la oscuridad. El término circadiano procede del latín circa dies, que significa «aproximadamente un día». Aunque los ciclos de sueño y vigilia son los ritmos circadianos mejor conocidos, la temperatura corporal, la presión arterial y muchas otras funciones fisiológicas también siguen un patrón circadiano. Cuando el reloj biológico de una persona coincide con los ciclos de sueño-vigilia, se dice que la persona está en sincronización circadiana, es decir, está despierta cuando su temperatura corporal es más alta y dormida cuando es más baja. La regularidad circadiana empieza a desarrollarse en la sexta semana de vida, y a los 3-6 meses la mayoría de los lactantes tienen un ciclo regular de sueño-vigilia.

Tipos de sueño

https://www.youtube.com/watch?v=bDk8-fOl_bg

Arquitectura del sueño: organización básica del sueño normal.

Hay dos tipos de sueño: el sueño NREM (sin movimientos oculares rápidos) y el sueño REM (con movimientos oculares rápidos). Durante el sueño, los sueños NREM y REM se alternan en ciclos. Un desarrollo irregular de los ciclos o la ausencia de las etapas del sueño se asocian a trastornos del sueño.

Sueño NREM

Aparece cuando se inhibe la actividad del RAS. En torno al 75%-80% del sueño cada noche es sueño NREM, se divide en cuatro etapas, asociada cada una de ellas a una actividad y fisiología cerebrales diferentes.

ü  La Etapa I es la etapa de sueño muy ligero, y dura sólo unos minutos. Durante esta etapa, la persona se siente adormilada y relajada, los ojos ruedan de lado a lado y las frecuencias cardíacas y respiratorias descienden ligeramente. La persona se puede despertar fácilmente en ese momento y niega que estuviera dormido.

ü  La etapa II es la etapa de sueño ligero, en la que continúan apagándose los procesos corporales. Los ojos se quedan quietos, la temperatura corporal y las frecuencias cardíaca y respiratoria descienden ligeramente. La Etapa II dura unos 10-15 minutos, pero constituye el 44%-55% del sueño total. Un sujeto que está en la etapa II requiere estímulos más intensos que en la etapa I para despertarse.

ü  Las etapas III y IV son las etapas de sueño más profundas y difieren sólo en el porcentaje de las ondas delta registradas durante un período de 30 segundos. Durante el sueño profundo o sueño delta, descienden las frecuencias cardíaca y respiratoria del durmiente hasta un 20%-30% por debajo de las mostradas durante las horas de vigilia. Es difícil despertar al durmiente. La persona no se altera por los estímulos sensoriales, los músculos esqueléticos están muy relajados, los reflejos están disminuidos y es mayor la probabilidad de roncar. Durante el sueño delta se reduce incluso la deglución y la producción de saliva.

Estas etapas son esenciales para restaurar la energía y liberar hormonas de crecimiento importantes

Sueño REM

Suele recurrir cada 90 minutos y dura entre 5 y 30 minutos. La mayoría de los sueños tienen lugar durante el sueño REM, pero normalmente no se recordarán, a menos que la persona no se despierte brevemente al terminar el período REM. El cerebro está muy activo y el metabolismo cerebral puede aumentar hasta en el 20%. Aumentan las concentraciones de acetilcolina y dopamina. Se producen movimientos oculares bien diferenciados, el tono muscular voluntario disminuye de una forma espectacular y los reflejos tendinosos profundos están ausentes. El durmiente tiene dificultades para despertarse o puede despertarse espontáneamente, aumentan las secreciones gástricas y las frecuencias cardíaca y respiratoria a menudo son irregulares. Las regiones del cerebro que se usan para el aprendizaje, el pensamiento y la organización de la información se estimulan.

Ciclos de sueño

Durante un ciclo de sueño, las personas pasan típicamente entre los sueños NREM y REM, y el ciclo completo dura unos 90-110 minutos en los adultos. En el primer ciclo de sueño, el durmiente pasa habitualmente a través de las primeras tres etapas del sueño NREM en unos 20 o 30 minutos en total. Después, la etapa IV puede durar casi 30 minutos. Después de la etapa IV del sueño NREM, el sueño vuelve a recorrer las etapas III y II durante unos 20 minutos. Posteriormente, se produce la primera etapa REM, que dura unos 10 minutos, de modo que se completa el primer ciclo de sueño. No es infrecuente que el primer período REM sea muy breve o incluso que falte totalmente. El adulto sano durmiente normalmente tiene entre cuatro y seis ciclos de sueño durante 7 u 8 horas.

El durmiente que se despierta durante cualquier etapa debe empezar de nuevo en la etapa 1 del sueño NREM y discurrir de nuevo entre todas las etapas hasta el sueño REM. La duración de las etapas de los sueños NREM y REM varía a lo largo del período de sueño. Durante la primera parte de la noche, los períodos de sueño profundo son más largos. A medida que transcurre la noche, el durmiente pasa menos tiempo en las etapas III y IV del sueño NREM. El sueño REM aumenta y los sueños tienden a prolongarse. Antes de que termine el sueño se producen períodos de casi vigilia y predominan las etapas I y II del sueño NREM y REM.

 

FUNCIONES DEL SUEÑO

El sueño tiene efectos fisiológicos tanto en el sistema nervioso como en otras estructuras corporales. Restaura los niveles normales de actividad y el equilibrio normal entre las partes del sistema nervioso, es necesario para la síntesis de proteínas, lo que permite que se produzcan los procesos de reparación. La función del sueño en el bienestar psicológico se aprecia mejor por el deterioro de la función mental relacionado con la pérdida del sueño. Las personas que no tienen un sueño adecuado tienden a ser emocionalmente irritables, con mala capacidad de concentración y tienen problemas para tomar decisiones.

PATRONES Y REQUISITOS DEL SUEÑO NORMAL

La privación del sueño se asocia a problemas cognitivos y de salud significativos. Restablecer el ritmo de sueño-vigilia (ej., después de una cirugía), no es conveniente acortar o disminuir la siesta diurna de los pacientes hospitalizados.

Recién nacidos

Los recién nacidos duermen de 16 a 18 horas al día, con un horario irregular, pasando períodos de 1-3 horas despiertos. Entran en el sueño REM (lo que se conoce como sueño activo durante el período de recién nacido) inmediatamente. Los movimientos oculares rápidos se pueden observar a través de los párpados cerrados, y también pueden verse movimientos corporales y respiraciones irregulares. El sueño NREM (que también se conoce como sueño tranquilo en el recién nacido) se caracteriza por respiraciones regulares, ojos cerrados y ausencia de movimientos corporales y oculares. Pasan casi el 50% de su tiempo en cada uno de estos estados y el ciclo de sueño dura unos 50 minutos. Es mejor dejarlo en la cuna cuando están dormidos, pero no cuando están despiertos. Se lo puede estimular para que duerman menos durante el día, exponiéndoles a la luz y jugando más con ellos durante las horas diurnas. A medida que se acerca la noche, el entorno puede ser menos brillante y más tranquilo, con menos actividad.

Lactantes

Primero se despiertan cada 3 o 4 horas, comen y después vuelven a dormirse. Los períodos de vigilia van prolongándose gradualmente durante los primeros meses. A los 6 meses duermen toda la noche (desde media noche hasta las 5 AM) y empiezan a establecer un patrón de siestas diurnas. Al terminar el primer año duerme dos siestas al día y debería tener aproximadamente 14 o 15 horas de sueño en 24 horas. La mitad del tiempo de sueño consiste en sueño ligero, durante el cual muestra una gran actividad, con movimientos, gorgoteos y tos. Los padres tienen que comprobar que están realmente despiertos antes de sacarlos de la cuna para darles de comer y cambiarles. Si se les pone en la cuna cuando están somnolientos, pero no dormidos, es más fácil que se «duerman solos», lo que quiere decir que se dormirán por sí solos y, si se despiertan por la noche, se volverán a dormir solos. Los que se acostumbran a contar con la ayuda de los padres a la hora de acostarse se volverán «exigentes» y lloran llamando a sus padres para que les ayuden a volver a dormirse por la noche.

Niños pequeños

Entre 1 y 3 años de edad duermen entre 12 y 14 horas, con su siesta por la tarde, que va disminuyendo gradualmente. Puede mostrarse muy reacio a la hora de acostarse y puede despertarse por la noche. Son frecuentes los miedos nocturnos y las pesadillas. Puede ayudar si se le da un objeto de seguridad, como una sábana o un peluche. Si el niño recibe la atención diurna adecuada y mantienen el horario de sueño por el día y una rutina coherente a la hora de acostarse favorecerán el desarrollo de buenos hábitos de sueño para toda la familia.

Preescolares

De 3 a 5 años de edad requiere entre 11 y 13 horas de sueño cada noche, en particular si el niño se encuentra en la escuela. Las necesidades de sueño fluctúan en relación con la actividad y con los brotes de crecimiento. A muchos no les gusta la cama, se resisten piden otro cuento, un juego o un programa de televisión. Puede volverse intranquilo, irritable si no se cumplen sus necesidades de sueño. Ayudar manteniendo un calendario regular y coherente de sueño. Mantener una rutina relajante a la hora de acostarse, que termine en la habitación del niño. Se despiertan con frecuencia por la noche y pueden tener miedo de la oscuridad o tener terrores nocturnos o pesadillas. El número de pesadillas disminuirá si se limita o se elimina la TV.

Niños en edad escolar

De 5 a 12 años de edad necesita 10 u 11 horas de sueño, duermen menos cuando aumentan las demandas, tareas escolares o actividades sociales. Pasan más tiempo ante el ordenador y la TV, o tomar bebidas con cafeína. Actividades que crean problemas a la hora de dormir y reducen las horas de sueño. Enfermería puede enseñar a los padres y a los niños en edad escolar los hábitos de sueño saludables. Es necesario que se mantenga un horario regular y coherente de sueño y la rutina a la hora de acostarse.

Adolescentes

De 12 a 18 años de edad requieren entre 9 y 10 horas de sueño cada noche, si bien son pocos los que consiguen tal cantidad de horas de sueño. Los adolescentes se muestran adormilados en momentos y lugares en los que deberían estar completamente despiertos, en la escuela, en casa o en la carretera, dando lugar a notas inferiores, estados de ánimo negativos (p. ej., infelicidad, tristeza, tensión) y aumento de accidentes de tráfico. Se debe identificar los signos y síntomas que indican que no duermen lo suficiente. Sus ritmos circadianos tienden a cambiar. Los patrones futuros de sueño y vigilia están determinados biológicamente. La tendencia natural es quedarse levantados hasta tarde por la noche y levantarse tarde por la mañana. El inicio de las actividades a las 7 de la mañana, entran en conflicto con el patrón de sueño y las necesidades de los adolescentes y contribuyendo a su privación de sueño. Empiezan a tener poluciones nocturnas (orgasmo y emisión de semen durante el sueño), que se conocen como «sueños húmedos», varias veces al mes. Esta evolución es normal, no debe sentir vergüenza o miedo.

 

 Adultos

Necesitan de 7 a 9 horas de sueño por la noche. Los signos que indican que una persona no duerme suficiente son quedarse dormido o amodorrado mientras realiza una tarea que no sea agotadora (p. ej., escuchar una presentación aburrida o monótona), no siendo capaz de concentrarse o de recordar información, irritabilidad. Algunos adultos son particularmente vulnerables a no dormir lo suficiente: estudiantes, trabajadores a turnos, viajeros y personas que tienen estrés agudo, depresión o dolor crónico. Si trabajan muchas horas o tienen varios empleos el sueño no es tan reparador. Los hábitos de sueño de los niños afectan a los adultos que cuidan de ellos, duermen menos de 6 horas por la noche. Las mujeres tienen más interrupciones del sueño durante el embarazo, la menstruación y el período perimenopáusico. Enfermería debe enseñar a los adultos la importancia de dormir suficiente y algunos trucos para favorecer el sueño, que hagan que el paciente se despierte sintiéndose restaurado o fresco.

Ancianos

tendencia a adelantar las horas de acostarse por la noche y despertarse por la mañana. Los adultos mayores (65 a 75 años) suelen despertarse 1,3 horas antes y se acuestan aproximadamente 1 hora antes que los adultos más jóvenes. Las alteraciones del sueño afectan su calidad de vida, estado de ánimo y nivel de alerta. Disminuye La aptitud para dormir, pero la necesidad de sueño no disminuye con la edad. Los adultos mayores duermen entre 7 y 9 horas tanto los días laborables como los fines de semana. Cuanto mejor es la salud de los adultos mayores, más probabilidades tienen de dormir bien. Cuantas más afecciones médicas padece más probabilidades hay de presentar problemas de sueño. Un trastorno mayor del sueño complica el tratamiento de las demás afecciones. Enfermería enseñará la conexión que existe entre sueño, salud y envejecimiento. Algunos ancianos con demencia tienen un síndrome de la puesta de sol. Aunque no consiste directamente en un trastorno del sueño, se refiere a un patrón de síntomas (agitación, ansiedad, agresión y, a veces, ideas delirantes) que se presenta al final de la tarde (de ahí su nombre). Estos síntomas pueden durar toda la noche, lo que altera aún más el sueño.

FACTORES QUE AFECTAN AL SUEÑO

Hay una serie de factores que afectan tanto a la calidad como a la cantidad del sueño. La calidad del sueño es una característica subjetiva y a menudo se determina porque la persona se despierta con sensación de energía o sin ella. La cantidad de sueño es el tiempo total que duerme la persona.

Enfermedades

El dolor rompe el ritmo normal de sueño y vigilia. Las personas privadas de sueño REM pasan después más tiempo durmiendo en esta etapa de lo normal. Los problemas respiratorios alteran el sueño del sujeto. La disnea dificulta el sueño y las personas con congestión nasal o secreción sinusal tienen problemas para respirar y tienen problemas para dormir. Las personas que tienen úlceras gástricas o duodenales pueden tener trastornos del sueño debido al dolor, a menudo como consecuencia del aumento de las secreciones gástricas que se producen durante el sueño REM. Algunos trastornos endocrinos también afectan al sueño. El hipertiroidismo prolonga el tiempo previo al sueño haciendo más difícil que el paciente se quede dormido. El hipotiroidismo disminuye la etapa IV del sueño. Las mujeres con concentraciones bajas de estrógenos refieren a menudo un cansancio excesivo. ienen problemas de sueño debido, en parte, a las molestias derivadas de los sofocos o sudores nocturnos que aparecen por las concentraciones bajas de estrógenos. La temperatura corporal elevada puede reducir el sueño delta y el sueño REM. La necesidad de orinar por la noche también altera el sueño y las personas que se despiertan por la noche para orinar tienen problemas para volver a dormirse.

El entorno

El entorno puede favorecer o impedir el sueño. Cualquier cambio, por ejemplo, el ruido en el entorno, pueden inhibir el sueño. La ausencia de los estímulos habituales o la presencia de estímulos no familiares impiden que las personas se duerman. El entorno hospitalario puede ser bastante ruidoso y es necesario tomar medidas especiales para reducir el ruido en los pasillos y en las salas de pacientes. De hecho, en algunos centros se establecen «horas tranquilas» por la tarde en las salas de pacientes, bajando las luces y disminuyendo a propósito la actividad y el ruido para que los pacientes puedan descansar o echarse la siesta. Las molestias derivadas de la temperatura del entorno (demasiado caliente o demasiado frío) y la ausencia de ventilación también afectan al sueño. Los niveles de luz son otro factor. Una persona acostumbrada a la oscuridad mientras duerme puede tener problemas para dormir con la luz. Otros factores que influyen son la comodidad y el tamaño de la cama. Una pareja que tiene hábitos de sueño diferentes, que ronca o que tiene otros problemas de sueño puede ser también un problema para la persona.

Estilo de vida

Seguir un horario irregular por la mañana y por la noche puede afectar al sueño. El ejercicio moderado por la mañana o a primera hora de la tarde también induce el sueño, pero el ejercicio al final del día puede retrasarlo. La aptitud de la persona para relajarse antes de retirarse es un factor importante que afecta a la capacidad para quedarse dormido. Por tanto, es mejor evitar hacer trabajos domésticos o de otro tipo antes o después de acostarse. Los trabajadores que hacen turnos nocturnos duermen menos que los demás y tienen problemas para quedarse dormidos al salir del trabajo. Usar gafas de sol envolventes oscuras al conducir hacia casa y luz indirecta reduce los efectos de alerta de la exposición a la luz diurna, lo que hace más fácil quedarse dormido cuando aumente la temperatura corporal.

Estrés emocional

La mayoría de los expertos consideran que el estrés es el número uno entre las causas de los problemas para dormir a corto plazo. Una persona preocupada con problemas personales (p. ej., presiones escolares o laborales o problemas familiares o conyugales) puede ser incapaz de relajarse lo suficiente como para conciliar el sueño. La ansiedad aumenta las concentraciones sanguíneas de norepinefrina al estimular el sistema nervioso simpático. Este cambio químico reduce el sueño profundo y el sueño REM y da lugar a más cambios de etapas y más despertares.

Estimulantes y alcohol

Las bebidas con cafeína actúan como estimulantes del sistema nervioso central. El consumo de bebidas con cafeína por la tarde o la noche interfiere con el sueño. Las personas que beben una cantidad excesiva de alcohol tienen a menudo alteraciones del sueño. El alcohol altera el sueño REM, aunque puede acelerar su inicio. Mientras se recupera el sueño REM perdido cuando desaparecen algunos de los efectos del alcohol, las personas tienen pesadillas. Una persona con tolerancia al alcohol puede no dormir bien y, en consecuencia, volverse irritable.

Dieta

El aumento de peso se ha asociado al descenso del tiempo total de sueño y también a la interrupción del sueño y despertares más precoces. Por otro lado, parece que perder peso se asocia a un aumento del tiempo total de sueño y menos interrupciones. El L-triptófano de la dieta que, por ejemplo, se encuentra en la leche y el queso, puede inducir el sueño, un hecho que explicaría por qué un vaso de leche templada ayuda a conciliar el sueño a algunas personas.

Consumo de cigarrillos

La nicotina tiene un efecto estimulante en el cuerpo y los fumadores tienen más problemas para quedarse dormidos que los no fumadores. Los fumadores se despiertan normalmente con más facilidad y a menudo se describen a sí mismos con un sueño ligero. La persona duerme mejor si no fuma después de cenar; además, muchos ex-fumadores refieren que sus patrones de sueño mejoraron después de dejar de fumar.

Motivación

La motivación aumenta el nivel de alerta en algunas situaciones (p. ej., una persona cansada se mantiene alerta cuando acude a un concierto interesante o navega por la red hasta horas avanzadas por la noche). No obstante, la motivación no es suficiente por sí sola para superar el impulso del ritmo circadiano normal para dormir por la noche. Tampoco es una motivación suficiente para superar la somnolencia cuando se duerme poco. El aburrimiento tampoco es suficiente por sí solo para provocar somnolencia, pero es probable que se presente el sueño cuando la falta de sueño se combine con el aburrimiento.

Medicamentos

Algunos medicamentos afectan a la calidad del sueño. La mayoría de los hipnóticos interfiere con el sueño profundo y suprime el sueño REM. Los betabloqueantes provocan insomnio y pesadillas. Los narcóticos como el clorhidrato de meperidina y la morfina, suprimen el sueño REM y provocan despertares frecuentes y somnolencia. Los tranquilizantes interfieren con el sueño REM. Aunque los antidepresivos suprimen el sueño REM, se considera que este efecto es una acción terapéutica. De hecho, la privación selectiva del sueño REM en un paciente con depresión conseguirá una mejoría inmediata, aunque transitoria, del estado de ánimo. Los pacientes acostumbrados a tomar medicamentos hipnóticos y antidepresivos tienen un rebote de sueño REM (aumento del sueño REM) cuando se suspende su administración. La ansiedad sobre este síntoma disminuye cuando se avisa a los pacientes de que pueden esperar un período de ensoñaciones más intensas al suspender el uso de estos medicamentos. Fármacos que alteran el sueño o provocan una somnolencia diurna excesiva.

Sonambulismo:

Realización de actos o deambulación durante el sueño profundo en el estadio IV

 

 

 

 

 

 


TRASTORNOS DEL SUEÑO MÁS FRECUENTES

Conocer los trastornos del sueño más frecuentes permite a enfermería valorar las quejas sobre el sueño de sus pacientes y, cuando proceda, derivarlos a un especialista en trastornos del sueño. Aunque los trastornos se clasifican normalmente para los estudios de investigación como disomnias, parasomnias y trastornos asociados a dolencias médicas o psiquiátricas, para los médicos es más apropiado fijarse en los síntomas (p. ej., insomnio, somnolencia excesiva y episodios anormales) que se manifiestan durante el sueño (parasomnias).

Insomnio

El insomnio se describe como la incapacidad para quedarse dormido o permanecer dormido. Las personas con insomnio se despiertan sintiendo que no han descansado. El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente referido en América. El insomnio agudo dura una o varias noches y a menudo se debe a factores estresantes o preocupaciones personales. Si el insomnio persiste más de un mes, se considera insomnio crónico. Con mayor frecuencia, las personas tienen insomnio crónico intermitente, lo que significa que tienen problemas para dormir unas cuantas noches, seguido por otras de sueño adecuado antes de que vuelva el problema. Los dos factores de riesgo principales de insomnio son una edad mayor y sexo femenino. Las mujeres sufren pérdidas de sueño en relación con los cambios hormonales (p. ej., menstruación, embarazo y menopausia). La incidencia de insomnio aumenta con la edad, pero se cree que se debe a alguna otra afección médica. El tratamiento del insomnio requiere que el paciente desarrolle patrones de conducta nuevos que induzcan y mantengan el sueño. Ejemplos de tratamientos conductuales son los siguientes:

Control de estímulos: crear un entorno de sueño que promueva el sueño

Terapia cognitiva: aprender a desarrollar pensamientos positivos y creencias sobre el sueño

Restricción del sueño: seguir un programa que limite el tiempo en cama para coger el sueño y mantenerse dormido durante la noche.

La eficacia a largo plazo de los medicamentos hipnóticos es dudosa. Algunos no abordan la causa del problema y su uso prolongado puede dar lugar a dependencias de fármacos. Aunque los antihistamínicos como la difenhidramina parecen ser más seguros en los ancianos que los hipnóticos, sus efectos secundarios (como los efectos atropínicos, mareos, sedación e hipotensión) los hace muy peligrosos. De hecho, no deberían recomendarse los antihistamínicos en ningún paciente con antecedentes de asma, aumento de la presión intraocular, hipertiroidismo, enfermedad cardiovascular o hipertensión.

Somnolencia diurna excesiva

Los pacientes pueden tener una somnolencia diurna excesiva como resultado de la hipersomnia, narcolepsia, apnea del sueño y falta de sueño.

Hipersomnia

La hipersomnia se refiere a una afección en la que el sujeto afectado duerme lo suficiente por la noche, pero, aun así, no puede mantenerse despierto durante el día. La hipersomnia puede deberse a una afección médica, por ejemplo, un daño del sistema nervioso central o algunos trastornos renales, hepáticos o metabólicos, como la acidosis diabética o el hipertiroidismo. En casos raros, la hipersomnia tiene un origen psicológico.

Narcolepsia

La narcolepsia es un trastorno con exceso de somnolencia diurna causado por la ausencia de la hipocretina química en el área del sistema nervioso central que regula el sueño. Los pacientes con narcolepsia tienen crisis de sueño o somnolencia diurna excesiva y su sueño por la noche empieza normalmente con un período REM (el sueño con ensoñaciones empieza en los primeros 15 minutos tras quedarse dormido). La mayoría de los pacientes también tienen cataplejía, o inicio súbito de debilidad o parálisis muscular en relación con una emoción fuerte, parálisis del sueño (parálisis transitoria cuando se queda dormido o se despierta), alucinaciones hipnagógicas (alucinaciones visuales, auditivas o táctiles en el momento del inicio del sueño o cuando se despierta), o sueño nocturno fragmentado. Este sueño nocturno fragmentado no es la causa de la somnolencia diurna excesiva, ya que muchos pacientes, en particular los más jóvenes, tienen un sueño nocturno reparador adecuado, pero, aun así, no pueden mantenerse despiertos por el día. El inicio de los síntomas tiende a producirse entre los 15 y los 30 años y su intensidad suele estabilizarse en los primeros 5 años de evolución. Se ha intentado el tratamiento con estimulantes del sistema nervioso central como el metil fenidato o las anfetaminas para reducir la somnolencia diurna excesiva. Los antidepresivos, tanto los IMAO antiguos como los antidepresivos serotoninérgicos más modernos suelen ser bastante eficaces para controlar la cataplejía. Modafinilo para el control de la somnolencia diurna excesiva en pacientes con narcolepsia. Aunque se desconoce su mecanismo de acción exacto, tiene menos efectos secundarios y un menor potencial de abuso. Un segundo fármaco, el oxibato sódico, aprobado en 2002 para el tratamiento de la cataplejía, también reduce la somnolencia diurna excesiva en pacientes con narcolepsia. Como este fármaco es difícil de administrar (sólo se comercializa en forma de líquido, se administra a la hora de acostarse y se repite a las 2,5-4 horas tras el inicio del sueño) y su uso está estrictamente controlado por la FDA, sólo suele ofrecerse este medicamento a los pacientes cuyos síntomas no se controlan con otros medicamentos. Sólo hay una farmacia en EE. UU. autorizada para su dispensación, por lo que los pacientes deben tener tiempo suficiente para obtener sus medicamentos de la farmacia central.

Apnea del sueño

La apnea del sueño se caracteriza por pausas frecuentes y breves de respiración durante el sueño. Aunque todos los sujetos tienen períodos ocasiones de apnea durante el sueño, se considera anormal la producción de más de cinco episodios de apnea o cinco pausas de respiración durante más de 10 segundos/hora, y el caso debería ser evaluado por un especialista en medicina del sueño. Los síntomas que hacen sospechar una apnea del sueño son un ronquido fuerte, despertares nocturnos frecuentes, somnolencia diurna excesiva, dificultad para quedarse dormido por la noche, cefaleas matutinas, problemas de memoria y cognitivos e irritabilidad. Aunque la apnea del sueño se diagnostique con mayor frecuencia en varones y en mujeres postmenopáusicas, puede presentarse durante la infancia. Los períodos de apnea, que duran entre 10 segundos y 2 minutos, se producen durante el sueño REM o NREM. La frecuencia de los episodios varía de 50 a 600 por noche. Como las pausas de apnea se asocian a un despertar, los pacientes dicen con frecuencia que su sueño no es reparador y que se quedan dormidos periódicamente cuando participan en actividades sedentarias durante el día. Los tres tipos habituales de apnea del sueño son la apnea obstructiva, la apnea central y la apnea mixta. La apnea obstructiva tiene lugar cuando las estructuras de la faringe o la cavidad oral bloquean el flujo de aire. La persona sigue intentando respirar, es decir, se mueven los músculos del tórax y el abdomen. Los movimientos del diafragma se vuelven cada vez más fuertes, hasta que se elimina la obstrucción. El aumento de tamaño de las amígdalas y adenoides, desviación del tabique nasal, pólipos nasales y la obesidad predisponen al paciente a padecer apnea obstructiva. El episodio de apnea obstructiva del sueño suele empezar con un ronquido, después cesa la respiración y se produce un resoplido importante cuando se reinicia la respiración. El aumento de los niveles de dióxido de carbono en sangre hacia el final de cada episodio de apnea hace que el paciente se despierte. Se cree que la apnea central implica un defecto del centro respiratorio del cerebro. Cesan todas las acciones implicadas en la respiración, como un movimiento torácico y el flujo de aire. Los pacientes que tienen lesiones en el tronco del encéfalo y distrofia muscular, por ejemplo, a menudo tienen apnea central del sueño. En este momento no disponemos de tratamiento. La apnea mixta es una combinación de apnea central y apnea obstructiva. El tratamiento de la apnea del sueño se dirige a la causa de la apnea. Por ejemplo, las amígdalas grandes se pueden extraer y otros procedimientos quirúrgicos, como la extracción con láser del tejido sobrante en la faringe, se pueden usar para reducir o eliminar el ronquido y pueden ser eficaces en el alivio de la apnea. En otros casos, el uso de un dispositivo nasal con presión positiva continua en la vía respiratoria (CPAP) por la noche es eficaz para mantener una vía respiratoria abierta. La pérdida de peso también ayuda a disminuir la intensidad de los síntomas. La apnea del sueño afecta intensamente al desarrollo laboral o escolar del sujeto. Además, una apnea del sueño prolongada provoca un incremento brusco de la presión arterial y puede llevar a un paro cardíaco. Con el tiempo, los episodios de apnea provocan arritmias cardíacas, hipertensión pulmonar y la consecuente insuficiencia cardíaca izquierda.

Falta de sueño

Los sujetos sanos que duermen menos de lo que necesitan tendrán somnolencia y cansancio durante las horas diurnas. Dependiendo de la intensidad y cronicidad de esta privación del sueño, voluntaria, aunque no intencionada, se pueden desarrollar déficits de atención y concentración, disminución de la capacidad de vigilancia, aumento de la distracción, descenso de la motivación, cansancio, malestar y, en ocasiones, diplopía y sequedad de boca. La causa de estos síntomas puede atribuirse a la falta de sueño, ya que muchos norteamericanos opinan que 6,8 horas de sueño son suficientes para mantener un desarrollo diurno óptimo. De hecho, las horas de sueño de los norteamericanos han disminuido de forma espectacular en la última década, alcanzando los adultos una media de sólo 6,8 horas de sueño los días laborables y 7,4 horas los fines de semana. De todos los grupos de edad, no sólo los adultos y los adolescentes están durmiendo menos de lo recomendado, incluso los niños de 4-5 años de edad duermen ahora una media de 9,5 horas de sueño, aproximadamente 1,5-2,5 horas menos de lo recomendado. Aunque los efectos de dormir una cantidad menor de la óptima suelen considerarse benignos, cada vez hay más datos que indican que la falta de sueño tiene efectos perjudiciales significativos. Permanecer despierto 19 horas consecutivas produce el mismo deterioro de los tiempos de reacción y de la función cognitiva que un nivel de alcohol en sangre de 0,05, y permanecer despierto 24 horas consecutivas tiene los mismos efectos en los tiempos de reacción y en la función cognitiva que estar legalmente borracho (con un nivel de alcohol en sangre de 0,1). Los enfermeros que refieren dormir menos horas tienen más probabilidades de cometer un error y tienen problemas para mantenerse despiertas en su trabajo o cuando conducen a su casa desde el trabajo que las que duermen más horas. Cuando los pacientes dicen dormir más en los fines de semana o en los días libres, normalmente quiere decir que no duermen lo suficiente. Puede ser difícil convencerles de que deben dormir más horas, pero esta puede ser la solución de sus síntomas diurnos.

Parasomnias

Una parasomnia es una conducta que puede interferir con el sueño e incluso puede producirse durante el sueño. En la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño se subdividen las parasomnias en trastornos del despertar (p. ej., caminar dormido o terrores durante el sueño), trastornos de la transición sueño-vigilia (p. ej., hablar en sueños), parasomnias asociadas al sueño REM (p. ej., pesadillas) y otros (p. ej., bruxismo). En el cuadro 45-4 se describen ejemplos de parasomnias.

GESTIÓN DE ENFERMERÍA

Valoración

Una evaluación completa de la dificultad de sueño del paciente comprende la historia del sueño, historia sanitaria, exploración física y, si está justificado, un diario del sueño con estudios diagnósticos. Sólo enfermeros con formación especializada pueden investigar una queja de somnolencia diurna excesiva o un problema del sueño que dure más de 6 meses, u ordenar o interpretar estudios diagnósticos. No obstante, enfermería puede obtener una breve historia del sueño y educar a sus pacientes sobre el sueño normal.

Historia del sueño

Debe obtenerse una breve historia del sueño, que normalmente forma parte de la historia de enfermería exhaustiva, en todos los pacientes que acuden a un centro sanitario. No obstante, deberá retrasarse u omitirse si el paciente está grave. Las preguntas clave que deben hacerse son las siguientes:

¿Cuándo suele irse a dormir? ¿Y cuándo se despierta? ¿Duerme la siesta? En caso afirmativo, ¿cuándo? Si el paciente es un niño, también es importante preguntar sobre los rituales para acostarse. Esta información aporta datos a enfermería sobre la duración habitual del sueño del paciente y sobre sus horas de sueño preferidas, y permite incorporar las preferencias del paciente en su plan de asistencia.

¿Tiene algún problema con el sueño? ¿Le ha dicho alguien alguna vez que ronca mucho o que da muchas vueltas por la noche? ¿Es capaz de mantenerse despierto en el trabajo, cuando conduce o cuando realiza sus tareas habituales?

Estas preguntas aportan información sobre las quejas relacionadas con el sueño, incluida la posibilidad de somnolencia diurna excesiva. Un ronquido fuerte sugiere la posibilidad de apnea obstructiva del sueño y cualquier paciente que conteste afirmativamente a esta pregunta deberá ser derivado a un especialista en trastornos del sueño. También se derivará si el paciente indica que tiene problemas para quedarse despierto durante el día o que sus movimientos alteran el sueño de sus parejas.

¿Toma algún medicamento de prescripción o de venta sin receta o hierbas medicinales para facilitar su sueño? ¿O para mantenerse despierto?

Esta información alerta al enfermero sobre el uso de medicamentos hipnóticos y estimulantes de prescripción, así como sobre el uso de productos para el sueño de venta sin receta y hierbas medicinales.

¿Hay algo más que tenga que saber sobre su sueño?

Esta pregunta permite al paciente exponer en voz alta cualquier preocupación o plantear temas sobre los que enfermería no ha preguntado.

Si el paciente está siendo ingresado en un centro de larga estancia, también sería adecuado preguntar sobre su temperatura ambiente e iluminación preferidas (oscuridad completa o uso de una luz por la noche) y rutina preferida para acostarse. Se necesita una evaluación más detallada si el paciente indica alguna dificultad para dormir, problemas para mantenerse despierto durante el día o cambios recientes en el patrón de sueño. Esta historia detallada deberá explorar la naturaleza exacta del problema y su causa, cuándo empezó por primera vez y su frecuencia, cómo afecta a la vida diaria, qué está haciendo para afrontar el problema y si estos métodos han sido eficaces.

Historia sanitaria

La historia sanitaria se obtiene para descartar las causas médicas o psiquiátricas de los problemas de sueño del paciente. Es importante mencionar que la presencia de una dolencia médica o psiquiátrica (p. ej., depresión, enfermedad de Parkinson o de Alzheimer, artritis u otros trastornos) no excluye la posibilidad de que haya un segundo problema (p. ej., apnea obstructiva del sueño) que pudiera contribuir a los problemas de sueño. Como los medicamentos provocan o exacerban los trastornos, se obtendrá información sobre todos los medicamentos de venta con y sin receta, incluidos los de hierbas medicinales, que consuma el paciente.

Exploración física

Raramente se observan alteraciones del sueño durante la exploración física, a menos que el paciente tenga apnea obstructiva del sueño o algún otro problema sanitario. Los hallazgos más frecuentes entre los pacientes con apnea del sueño consisten un una úvula y un paladar blando aumentados de tamaño y enrojecidos, aumento de tamaño de las amígdalas y las adenoides (en niños), obesidad (en adultos) y, en los pacientes varones, un tamaño del cuello mayor de 44 cm. En ocasiones se puede observar un tabique desviado, pero raramente será la causa de la apnea obstructiva del sueño.

Diario del sueño

Un especialista del sueño puede pedir a los pacientes que mantengan un diario o registro del sueño durante 1 o 2 semanas para tener un cuadro más completo de sus quejas sobre el sueño. El diario del sueño puede incluir todos los aspectos relacionados con la siguiente información, o sólo algunos, sobre el problema específico del paciente:

Hora en que: a) se acuesta; b) intenta quedarse dormido; c) se queda dormido (hora aproximada); d) cualquier episodio de despertar y duración del mismo; e) se levanta por la mañana, y f) cualquier siesta y su duración

Actividades realizadas 2 o 3 horas antes de acostarse (tipo, duración y horas)

Consumo de bebidas con cafeína y alcohol y cantidades de las mismas

Cualquier medicamento de prescripción o de venta sin recetas o hierbas medicinales que haya tomado durante el día

Rituales que hace al irse a dormir

Cualquier dificultad que tenga para quedarse despierto durante el día y las horas en que se presenta

Cualquier preocupación que el paciente crea que puede afectar a su sueño

Factores que el paciente considere que tengan un efecto positivo o negativo sobre el sueño

Si el paciente es un niño, el diario o registro del sueño puede ser completado por los padres.

Estudios diagnósticos

El sueño se mide objetivamente en un laboratorio de trastornos del sueño mediante polisomnografía: se registran simultáneamente un electroencefalograma (EEG), un electromiograma (EMG) y un electrooculograma (EOG). Los electrodos se colocan en el cuero cabelludo para registrar las ondas cerebrales (EEG), en el borde exterior de cada ojo para registrar el movimiento ocular (EOG) y en los músculos de la barbilla para registrar el electromiograma estructural (EMG). Los electrodos transmiten energía eléctrica desde la corteza cerebral y los músculos de la cara hacia las plumillas que registran las ondas cerebrales y la actividad muscular en una gráfica. También se monitorizan el esfuerzo respiratorio y el flujo respiratorio, el ECG, los movimientos de las piernas y la saturación de oxígeno. Esta última se determina mediante la monitorización con un pulsioxímetro, una célula eléctrica sensible a la luz que se pone en una oreja o en un dedo. La saturación de oxígeno y el ECG son particularmente importantes si se sospecha una apnea del sueño. Mediante la polisomnografía se puede evaluar la actividad del paciente (movimientos, sacudidas, respiraciones ruidosas) durante el sueño. Esta actividad, de la cual el paciente no es consciente, puede ser la causa del despertar durante el sueño.

https://www.youtube.com/watch?v=QzO2f_wj_tA

Diagnóstico

Insomnio, el diagnóstico que el NANDA da a los pacientes con problemas de sueño, suele volverse más explícito con descripciones como «problemas para quedarse dormido» o «dificultades para mantenerse dormido»; por ejemplo, el insomnio (inicio diferido del sueño) relacionado con la sobreestimulación antes de acostarse. Hay varios factores o etiologías que pueden estar implicados y que deben quedar especificados en el sujeto. Entre ellos podemos citar las molestias físicas o el dolor, la ansiedad sobre una pérdida real o esperada de un ser querido, sobre la pérdida del empleo, sobre la pérdida de su propia vida debido a un proceso morboso grave, o preocupaciones sobre la conducta o dolencia de un miembro de su familia, cambios frecuentes en el horario del sueño debido a cambios de turno u horas extras, y cambios en el entorno del sueño o en los rituales al acostarse (p. ej., un entorno ruidoso, dependencia de alcohol u otra sustancia, abstinencia de sustancias, uso erróneo de sedantes prescritos para el insomnio y efectos de medicamentos como esteroides o estimulantes). En Identificación de los diagnósticos, resultados e intervenciones del personal de enfermería se incluyen ejemplos de aplicaciones clínicas de estos diagnósticos usando las denominaciones NANDA, NIC y NOC. Los trastornos del patrón del sueño también pueden definirse como la etiología de otro diagnóstico, en cuyo caso las intervenciones de enfermería se dirigen hacia el propio trastorno del sueño. Algunos ejemplos son los siguientes:

Riesgo de lesiones relacionado con el sonambulismo

Inadaptación relacionada con la calidad y cantidad insuficientes del sueño

Cansancio relacionado con la falta de sueño

Riesgo de deterioro del intercambio de gases relacionado con la apnea del sueño

Desconocimiento (uso de remedios de venta sin receta para dormir) relacionado con la falta de información

Ansiedad relacionada con la apnea del sueño o con el diagnóstico de un trastorno del sueño

Intolerancia a la actividad relacionada con la privación del sueño o con la somnolencia diurna excesiva

Planificación

El principal objetivo ante los pacientes con trastornos del sueño es mantener (o desarrollar) un patrón que proporcione la energía suficiente para las actividades diarias. Otros objetivos son potenciar la sensación de bienestar del paciente o mejorar la calidad y cantidad del sueño del paciente. Se debe planificar las intervenciones de enfermería específicas para alcanzar el objetivo, basada en la etiología de cada diagnóstico de enfermería. Estas intervenciones incluyen reducir las distracciones del entorno, promover rituales a la hora de acostarse, proporcionar las medidas de confort, programar los cuidados necesarios para conseguir períodos de sueño sin interrupciones y enseñar a reducir el estrés, técnicas de relajación o una higiene del sueño adecuada. En Identificación de los diagnósticos, resultados e intervenciones del personal de enfermería se incluyen ejemplos de resultados NOC e intervenciones NIC para ayudar a los pacientes con trastornos del sueño. Las actividades específicas del personal de enfermería relacionadas con estas intervenciones se seleccionarán de tal modo que se cubran las necesidades de cada caso. Véase el Plan asistencial de enfermería y el Mapa de Conceptos al final de este capítulo.

Aplicación

El término higiene del sueño se usa en relación con las intervenciones utilizadas para promover el sueño. Las intervenciones de enfermería que mejoran la cantidad y calidad del sueño del paciente consisten, principalmente, en medidas no farmacológicas, entre las que se incluye la educación sanitaria sobre los hábitos de sueño, el apoyo de los rituales para acostarse, proporcionar un entorno apacible, aplicar medidas específicas para favorecer la comodidad y la relajación, y usar correctamente los medicamentos hipnóticos. En cuanto a los pacientes hospitalizados, los problemas de sueño a menudo están relacionados con el entorno hospitalario o con su dolencia. En estos casos, ayudar al paciente a dormir puede ser todo un reto para enfermería, implicada a menudo en programar otras actividades, administrar analgésicos y proporcionar un entorno de soporte. Asimismo, es esencial dar explicaciones y mantener un entorno de apoyo cuando el paciente tiene miedo o ansiedad. Se pueden prescribir tipos diferentes de hipnóticos, dependiendo del tipo de problema del sueño (p. ej., dificultades para quedarse dormido o para mantener el sueño). A menudo se prescriben fármacos de semividas más prolongadas cuando hay problemas para mantener el sueño, pero deben usarse con cautela en la tercera edad.

Educación del paciente

Los sujetos sanos tienen que conocer la importancia que tiene dormir para mantener un estilo de vida activo y productivo. Tienen que conocer: a) las condiciones que promueven el sueño y las que interfieren con el sueño; b) el uso seguro de los medicamentos usados para dormir; c) los efectos que tienen otros medicamentos prescritos para el sueño y d) los efectos que tienen sus enfermedades sobre el sueño. En Educación del paciente se muestra cómo se educa al paciente a promover el sueño.

Fomentar rituales para acostarse

La mayoría de las personas están acostumbradas a seguir una serie de rituales o rutinas previas que producen confort y relajación. Si se alteran o eliminan estas rutinas, se puede afectar el sueño del paciente. Las actividades habituales que realizan los adultos antes de acostarse son escuchar música, leer, tomar un baño relajante y rezar. Los niños tienen que mantener una relación social dentro de su rutina para dormir, como contar un cuento en la cama, coger su juguete o sábana favoritos y dar a todo el mundo el beso de buenas noches. El sueño también suele venir precedido por rutinas de higiene como lavarse la cara y las manos (o bañarse), cepillarse los dientes y orinar. En los centros sanitarios, enfermería puede facilitar rituales similares a la hora de acostarse, ayudando con el lavado de manos y cara, dando un masaje o una bebida caliente, ahuecando las almohadas y proporcionando otras sábanas si es necesario. Charlar sobre los acontecimientos del día o los episodios agradables, como las visitas de los amigos, también ayuda a relajar a los pacientes y a darles serenidad.

Crear un entorno apacible

Todas las personas necesitan un entorno para dormir en el que el ruido sea mínimo, la temperatura ambiente sea confortable y la ventilación y la luz sean las apropiadas. Aunque la mayoría prefiere un entorno oscurecido, una luz suave puede dar confort a los niños o a las personas que estén en un entorno extraño. Los lactantes y los niños necesitan una habitación tranquila, normalmente independiente de la habitación de los padres, con una luz o una sábana de seguridad si procede, y una posición alejada de las ventanas abiertas o corrientes. Las distracciones del entorno, como ruidos o la comunicación entre el personal, son particularmente problemáticos para los pacientes hospitalizados. Los ruidos del entorno incluyen los de los sistemas de megafonía, los teléfonos y las luces de llamada, puertas que se cierran, timbres de los ascensores, el chirrido de los muebles o las ruedas de los carros de lencería por los pasillos. La comunicación entre el personal es el principal factor de ruido, en particular cuando el personal cambia el turno. Para crear un entorno apacible hay que reducir las distracciones, las interrupciones del sueño, garantizar un entorno seguro y proporcionar una temperatura ambiente que sea satisfactoria para el paciente. En el cuadro 45-5 se mencionan algunas intervenciones que reducen las distracciones del entorno, en especial, el ruido. El entorno también debe ser seguro para que el paciente se pueda relajar. Las personas que no están acostumbradas a las camas estrechas de los hospitales se sienten más seguras si se suben las barandillas laterales. Otras medidas de seguridad son:

Poner las camas en una posición baja.

Usar luces nocturnas.

Poner el pulsador del timbre a su alcance.

Promover el confort y la relajación

Las medidas de confort son esenciales para ayudar al paciente a dormirse y a mantenerse dormido, en especial si los efectos de la dolencia interfieren con el sueño. Una actitud atenta e implicada, junto a las siguientes intervenciones, puede mejorar significativamente el confort y el sueño del paciente:

Proporcionar un pijama holgado.

Ayudar con las rutinas higiénicas.

Comprobar que la ropa de cama no tiene arrugas y está limpia y seca.

Ayudar o alentar la micción antes de que el paciente se acueste.

Ofrecer un masaje de la espalda antes de dormir.

Colocar a los pacientes dependientes en una postura apropiada para facilitar la relajación muscular y proporcionar los dispositivos de soporte que protejan las zonas de presión.

Programar medicamentos, en especial los diuréticos, para prevenir los despertares nocturnos.

En cuanto a los pacientes que tienen dolor, administrar los analgésicos 30 minutos antes de dormir.

Escuchar las preocupaciones del paciente y afrontar los problemas a medida que vayan surgiendo.

Las personas de cualquier edad, pero especialmente los ancianos, no pueden dormir si tienen frío. Los cambios de la circulación, el metabolismo y la densidad del tejido corporal reducen la capacidad de los ancianos de generar y conservar el calor. Para complicar aún más este problema, los trajes del hospital tienen mangas cortas y se hacen con un poliéster fino. Las sábanas también son de poliéster y no de un tejido cálido como una franela de algodón. Las siguientes intervenciones pueden mantener calientes a los ancianos durante el sueño:

Antes de que el paciente se acueste, calentar la cama con mantas precalentadas.

Usar sábanas de franela de algodón al 100% o aplicar mantas térmicas entre la sábana y la colcha.

Animar al paciente para que use su propia ropa, como un camisón o pijama de franela, calcetines, calentadores de piernas, ropa interior larga, un gorro para dormir (si el pelo de la cabeza es escaso), o un jersey, o añadir más mantas.

El estrés emocional interfiere con la capacidad de relajación, reposo y sueño, y la incapacidad para dormir agrava los sentimientos de tensión. El sueño raramente se presenta hasta que la persona está relajada. Se puede favorecer la aplicación de técnicas de relajación dentro de la rutina nocturna. Respirar despacio y profundamente durante unos minutos seguido por una contracción y relajación lenta y rítmica de los músculos alivia la tensión e induce la calma. También puede enseñarse a usar imágenes, meditación y yoga. Estas técnicas se comentan en el capítulo 19.

Favorecer el sueño con medicamentos

Los medicamentos sedantes que se prescriben según necesidades son los sedantes-hipnóticos, que inducen el sueño, los ansiolíticos o tranquilizantes, que disminuyen la ansiedad y la tensión. Cuando se ordenan medicamentos para dormir según necesidades en los hospitales se debe tomar la decisión junto al paciente de cuándo administrarlos. Estos medicamentos deberían administrarse sólo tras conocer a fondo sus acciones y efectos y sólo cuando estén indicados. Tanto enfermeros como los pacientes tienen que conocer las acciones, efectos y riesgos de los medicamentos específicos prescritos. Aunque la actividad y los efectos son variables, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

Los sedantes-hipnóticos producen una depresión general del sistema nervioso central (SNC) y un sueño antinatural, con alteraciones del sueño REM o del sueño NREM hasta cierto punto, y pueden aparecer somnolencia diurna y resaca matutina. Algunos de los hipnóticos nuevos, como zolpidem, no alteran el sueño REM ni producen insomnio de rebote cuando se suspenden.

Los ansiolíticos disminuyen los niveles de despertar al facilitar la acción de las neuronas del SNC que suprimen la capacidad de respuesta ante la estimulación. Estos medicamentos están contraindicados en mujeres embarazadas por el riesgo asociado de provocar anomalías congénitas, y durante la lactancia, porque se excretan por la leche materna.

El inicio y la duración de la acción de los medicamentos para el sueño son variables y alterarán la función para caminar mientras sean químicamente activos. Algunos efectos de los medicamentos pueden durar muchas horas después del momento en que el paciente percibe la somnolencia diurna y ha desaparecido la alteración de las técnicas psicomotoras. Los pacientes tienen que conocer estos efectos y el peligro de conducir o usar maquinaria mientras el fármaco se encuentra en su organismo.

Los medicamentos para el sueño afectan al sueño REM más que al sueño NREM. Los pacientes tienen que ser informados de que es normal que se produzcan una o dos noches de aumento de sueño (rebote REM) después de suspender el fármaco tras su uso a largo plazo.

Las dosis iniciales de los medicamentos deberían ser bajas e ir aumentando gradualmente, dependiendo de la respuesta del paciente. Los ancianos, en particular, son susceptibles ante los efectos secundarios por sus cambios metabólicos y es necesario vigilar estrechamente los cambios en el estado de alerta mental y la coordinación. Hay que dar instrucciones para que tomen la dosis mínima eficaz y sólo durante unas noches, o de manera intermitente según necesidades.

El uso regular de cualquier medicamento para el sueño provoca tolerancia con el tiempo (p. ej., 4 o 6 semanas) e insomnio de rebote. En algunos casos puede hacer que los pacientes aumenten la dosis. Deben estar alertados sobre el desarrollo de un patrón de dependencia de sustancias.

La suspensión brusca de los sedantes-hipnóticos barbitúricos provoca síntomas de abstinencia, como intranquilidad, temblores, debilidad, insomnio, aumento de la frecuencia cardíaca, convulsiones e incluso muerte. Los usuarios a largo plazo tienen que reducir gradualmente la dosis bajo la supervisión de un especialista.

La mitad de los pacientes que buscan asistencia médica por problemas de sueño recibe tratamiento con sedantes-hipnóticos.  En ocasiones es apropiado prescribir hipnóticos, por ejemplo, en las mujeres con problemas crónicos para mantener el sueño o por sueño no reparador asociado a síntomas de menopausia, beneficiándose de la prescripción de 10 mg de zolpidem, una dosis baja que es segura y eficaz en esta población. Los hipnóticos no son apropiados si los pacientes tienen síntomas que indiquen trastornos de la respiración relacionados con el sueño descenso de la función renal o hepática. Medicamentos usados para mejorar el sueño y la semivida de estos medicamentos. La semivida representa el tiempo que tarda la mitad de la medicación en ser metabolizada y eliminada del cuerpo; por tanto, los compuestos con semividas más cortas tienen menos probabilidades de provocar somnolencia residual después de su administración, pero son menos eficaces para el tratamiento del insomnio por mantenimiento del sueño.

 

Bibliografía

Berman- Snyder - Kozier -Erb (2008). Fundamentos de enfermería Vol II- Editorial Pearson.


Ver tema 5 (L)

Alteraciones de las actividades vitales: muerte.

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