Enfermería del Adulto y Anciano. Tema Nº 10

 

EL PERIOPERATORIO: PREOPERATORIO, INTRAOPERATORIO Y POSTOPERATORIO.





1.- Cirugía: concepto y clasificación.

La cirugía es la rama de la Medicina que se dedica a curar mediante la realización de incisiones en el organismo. El paciente que se somete a una intervención quirúrgica, que implica la pérdida de continuidad, deliberada y planeada de las estructuras anatómicas, con el fin de detener, aliviar o eliminar un proceso patológico, requiere de cuidados de enfermería que garanticen la seguridad y eficiencia para poder establecer e integrar lo más pronto posible a la persona a su vida habitual en las mejores condiciones posibles, para ello es necesario que el enfermero (a) cuente con las competencias que le permitan identificar los riesgos y/o posibles complicaciones, a través de la metodología del proceso enfermero

La clasificación de la cirugía puede hacerse atendiendo a varios criterios: objetivo, necesidad, modalidad y características del tejido a intervenir.

En función del objetivo.

                        Cirugía diagnóstica: ayuda a llegar al diagnóstico.

 Cirugía curativa: con ella curamos la enfermedad. Ej. extirpación del apéndice.

                          Cirugía reparadora: restaura la función o aspecto de un tejido.

 Cirugía paliativa: no es curativa, sirve para paliar los síntomas producidos por la enfermedad.

En función de la necesidad.

       Cirugía opcional: no es esencial para la vida. Ej. cirugía estética.

 Cirugía programada: es necesaria para el paciente pero puede demorarse en el tiempo. Ej. cataratas.

 Cirugía urgente: debe hacerse con rapidez por ser necesaria para salvar la vida. Ej. hemorragia interna, perforación de víscera hueca,...

En función de la modalidad.

 Cirugía menor: intervenciones en las que no se abre ninguna cavidad interna, se realiza con anestesia local y, habitualmente, no requiere sala de reanimación.

 Cirugía mayor: intervenciones en las que sí se abre cavidad y requieren de anestesia general y sala de reanimación postquirúrgica.

 Cirugía de alta precoz: en ella el paciente no permanece ingresado más de tres días tras la intervención.

 Cirugía mayor ambulatoria: el paciente marcha a casa en el mismo día de la intervención.

En función de las características del tejido a intervenir.

 Cirugía limpia: los tejidos no están inflamados, no ha habido trauma previo ni intervención anterior sobre la zona. No se penetra en tracto respiratorio, digestivo, genitourinario o cavidad orofaringea. Si es necesario colocar un drenaje, éste deberá ser cerrado.

 Cirugía limpia-contaminada: se penetra en tracto respiratorio, digestivo o genitourinario bajo condiciones controladas y no existe contaminación añadida.

 Cirugía contaminada: los tejidos están inflamados pero no hay pus. Puede existir vertido de líquidos orgánicos. Ej. salida importante de contenido gastrointestinal.

 Cirugía sucia: existe pus, perforación de víscera o herida abierta con más de 4 horas sin tratamiento especifico.

2.- El proceso quirúrgico.

2.1.- Concepto y etapas del proceso quirúrgico.

El proceso quirúrgico es el conjunto de actos médicos y cuidados de enfermería realizados a un paciente que va a ser intervenido por presentar una patología cuya solución es quirúrgica.

Consta de tres etapas claramente diferenciadas:

 Etapa preoperatoria: es la etapa del proceso quirúrgico comprendida desde que se decide la intervención hasta que el paciente entra en quirófano.

 Etapa intraoperatoria: es la intervención quirúrgica propiamente dicha.

 Etapa postoperatoria: comienza cuando el paciente sale de quirófano y termina en el momento de su alta hospitalaria.

Por otra parte, entendemos por asistencia perioperatoria al conjunto de cuidados que recibe el paciente antes, durante y tras la intervención quirúrgica.

La situación del paciente es distinta en cada una de estas etapas, requiriendo de una atención específica por parte del personal sanitario que ha de ofrecer en cada uno de estos momentos una asistencia de calidad.

2.2- Atención preoperatoria al paciente quirúrgico.

Se denomina atención preoperatoria o asistencia preoperatoria a los cuidados prestados al paciente por el personal sanitario desde que se decide su intervención quirúrgica o ingresa para ser intervenido hasta el momento de su traslado a quirófano. Estos cuidados van encaminados a preparar tanto física como mentalmente al paciente para disminuir el riesgo de la intervención y facilitar una recuperación favorable.

El preoperatorio se divide en:

Mediato: desde que se decide la cirugía hasta 12 horas antes de la intervención.




Inmediato: 12 horas antes de la intervención hasta que el paciente es colocado en la mesa quirúrgica en el quirófano.




2.2.1.- Acomodación del paciente quirúrgico.

El paciente puede ingresar en el hospital para ser intervenido por varías vías:

 A través del servicio de urgencias para intervenciones con carácter urgente.

                        Mediante cita previa para intervenciones programadas.

En los casos de intervención programada, se le asigna al paciente una fecha concreta para que ingrese, que generalmente es uno o dos días antes de la intervención.

El enfermo es acompañado por un celador hasta la habitación asignada y éste último es, además, el que porta la historia clínica del paciente.

El personal de enfermería será el encargado de la acogida del paciente y explicará al mismo la localización y funcionamiento de los distintos dispositivos (timbres de llamada, iluminación, localización del aseo,...) A continuación, el DUE debe realizar la entrevista o anamnesis y una completa exploración física.

2.2.2.- Anamnesis – exploración del paciente quirúrgico.

Anamnesis y exploración física, son, los pasos iniciales para la elaboración del plan de cuidados de enfermería. Comprende tanto un examen general como uno más detallado por órganos y sistemas y un interrogatorio al paciente sobre antecedentes personales, familiares y alergias a fármacos.

No debemos olvidar la valoración de algunos patrones:

 Patrón nutricional: se valorará su patrón nutricional y problemas relacionados. No se debe olvidar que una buena nutrición es el principio de una buena recuperación.

 Patrón de eliminación: los pacientes con tendencia al estreñimiento suelen ver agravado este problema durante su ingreso hospitalario y periodo de convalecencia por el inmovilismo impuesto en el postoperatorio. Debemos vigilar estrechamente tanto la diuresis como el balance hídrico y comunicar cualquier desequilibrio detectado.

 Patrón actividad - ejercicio: el paciente puede manifestar miedo a perder su independencia tras la intervención. Le escucharemos e intentaremos tranquilizarle. Si existen ejercicios específicos para su recuperación postoperatoria, una vez vuelva a la planta le instruiremos en ello.

 Patrón sueño - descanso: es muy habitual que el paciente se encuentre ansioso y asustado ante la proximidad de la intervención y que su descanso no sea reparador.

 Patrón sensorial: si el paciente es portador de cualquier tipo de prótesis (auditiva, visual, dental,...) la mantendremos hasta el momento de ir a quirófano y la colocaremos de nuevo una vez regrese de la sala de despertar.

 Patrón rol - relaciones: es importante valorar la actitud del paciente y familiares, manifestaciones de cariño, apoyo...

 Patrón de creencias: se valorarán las creencias religiosas del paciente si así él desea manifestarlas.

Con la obtención de datos a partir de la anamnesis, exploración y patrones se comienza a elaborar un plan de cuidados que tiende a satisfacer las necesidades del paciente en su globalidad, atendiendo a la aparición de problemas o complicaciones y poniendo en marcha actitudes de intervención específicas.

*      Recolección de datos, identificar al paciente con pulsera. Antecedentes (alergias, DBT, HTA, marcapasos, medicación habitual), hábitos (consumo de alcohol, tabaco, drogas), antecedentes de enfermedad actual.

2.2.3.- Pruebas complementarias al paciente quirúrgico.

En las intervenciones programadas, las pruebas complementarias ya están hechas en el momento del ingreso y se encuentran archivadas dentro de la historia clínica. En los casos de cirugía urgente estas pruebas preoperatorias se hacen sobre la marcha. Hay estudios complementarios comunes a todos los tipos de intervención. Otros varían en función del tipo de cirugía. Las pruebas habituales y comunes son:

                       Bioquímica en sangre.

                        Hemograma y estudio de coagulación.

                       Bioquímica de orina.

                       Electrocardiograma.

                       Radiografía de tórax.

                       Estudio preanestésico.

2.2.4.- El estudio preanestésico al paciente quirúrgico.

El estudio preanestésico es una valoración que se hace del paciente previa a su intervención. La realiza el médico anestesista y consiste en una clasificación del paciente según el riesgo quirúrgico. Utiliza un sistema llamado ASA, que es el empleado por la Asociación Americana de Anestesia.

El riesgo quirúrgico.

Cualquier patología del paciente que altere los efectos del agente anestésico elevará los riesgos. Para asignar un riesgo, el anestesista tiene en cuenta varios factores: edad, patologías concomitantes, tipo de cirugía (grado de destrucción de tejidos, hemorragia, vía de abordaje, técnica empleada...), entre otros. Así obtenemos los siguientes niveles de riesgo:

                         Clase I: paciente sano sometido a cirugía electiva.

                         Clase II: paciente con enfermedad leve.

                       Clase III: paciente con enfermedad grave que limita su actividad, pero no es invalidante.

                        Clase IV: paciente con enfermedad incapacitante que supone un riesgo vital constante.

       Clase V: paciente moribundo con expectativa vital menor a las 24 horas, con o sin operación.

Factores que influyen en la determinación del riesgo quirúrgico.

 Edad: la mortalidad operatoria es más alta en edades extremas. En el anciano, el riesgo se relaciona con los cambios degenerativos producidos en cada sistema por el

envejecimiento.

 Obesidad: incrementa el riesgo anestésico y la incidencia de complicaciones. La obesidad en sí misma dificulta la técnica quirúrgica. Por otro lado, los obesos son personas que con mucha frecuencia sufren, además, enfermedades asociadas del tipo cardiovascular, respiratorio, trombótico...

 Desnutrición: eleva el riesgo y dificulta la pronta recuperación del paciente. La hipoproteinemia se asocia a complicaciones infecciosas, retardo en la cicatrización y a menudo coexiste con déficits inmunológicos.

 Situación inmune: existen más complicaciones infecciosas en aquellos pacientes que presenten un déficit inmunológico.

 Presencia de patología cardiovascular: eleva el riesgo quirúrgico, ya que la anestesia deprime el funcionamiento cardíaco y nervioso. La presencia de infarto en los seis meses previos a la intervención, hipertensión descontrolada, arritmias o insuficiencia cardíaca agrava los riesgos.

 Patología hepática: se asocia a desnutrición, problemas de coagulación y mayor riesgo de hemorragia operatoria. La posibilidad de que estos pacientes presenten en el postoperatorio alteraciones de conducta es también muy elevada.

 Alteraciones en la función renal: pueden agravarse durante y tras la cirugía elevando la tasa de complicaciones.

 Otros: tabaco, diabetes, alcoholismo, consumo de drogas, etc. aumentan también el riesgo quirúrgico, afecta la capacidad para metabolizar agentes anestésicos, problemas respiratorios, traumatismos, trastornos sensoriales, estrés.

2.2.5.- La anestesia del paciente quirúrgico.

Se entiende por anestesia la administración de fármacos para disminuir de forma parcial o total la sensibilidad con el fin de controlar el dolor durante la cirugía.

Dependiendo del territorio en el que se administre distinguimos:

        Local: administración directa del anestésico en los tejidos para crear una pequeña zona con ausencia de sensibilidad. Se utiliza en intervenciones pequeñas. El anestésico se puede aplicar de forma tópica sobre la piel o de forma subcutánea.

Tiene la ventaja de su bajo coste, fácil administración y permite al paciente colaborar en todo momento.

 Regional: anestesia de una zona del cuerpo más amplia que la anterior mediante la inyección de un anestésico que bloquea un grupo de fibras nerviosas. Ej. Anestesia epidural.

 General: con el agente anestésico se consigue la ausencia de sensación y de consciencia. Se administra de forma inhalatoria o intravenosa.

2.2.6.- El consentimiento informado.

El consentimiento es un permiso obtenido del paciente para la realización de una determinada prueba o técnica; en este caso, para una intervención quirúrgica. Antes de firmarlo, el paciente debe estar bien informado del tratamiento que va a recibir y de los riesgos que supone para él la intervención. Al firmarlo indica que la elección ha sido voluntaria y protege al profesional sanitario de cualquier reclamación legal. Si el paciente es menor de edad o no está en plenas facultades para hacerlo, lo firmará el familiar más cercano o, en su defecto, el tutor legal. El consentimiento informado firmado por el paciente se archivará en su historia clínica con el resto de pruebas e informes.

2.3.- Atención al paciente en el día de la intervención.

*      El paciente debe encontrarse en ayunas desde, al menos, diez horas antes de la intervención. Para ello, se colgará la noche antes de forma visible un letrero sobre su cama en el que se lea “ayunas”.

*      Control de signos vitales.

*      Rasurado de la zona si procede.

*      Aseo (baño prequirúrgico) Preparación de la piel: la finalidad del cuidado perioperatorio de la piel, es hacer que quede en lo posible, libre de microorganismos.

*      Higiene bucal con enjuague bucal (no debe presentar piezas cariadas), higiene nasal (con mupirocina ungüento).

*      Evacuación del intestino y vejiga. Administración de enema de limpieza si está indicado.

*      Retirada de prótesis y efectos personales que se le entregarán a la familia.

*      Eliminación de restos de maquillaje y laca de uñas que impedirían ver cambios en la coloración de la piel y mucosas.

*      Administración de algún fármaco de forma preoperatoria si está indicado en su tratamiento, ATB, ansiolíticos.

*      Contactar hemoterapia según requerimiento.

*      Colocación de venoclisis, SNG, sonda vesical.Comprobación de que su expediente está completo y ha firmado el consentimiento informado.

*      Traslado a quirófano en su cama o camilla con la historia clínica, pijama limpio y pelo recogido.

*      Preparación de unidad de paciente luego que concurre a quirófano para recibirlo cuando regrese: disponer de oxigenoterapia, aspiración central, pie de suero, realizar cama quirúrgica sin almohada, elementos de valor guardados, contención familiar durante la espera.

*      .

2.3.1.- Preparación del campo quirúrgico: técnica de rasurado.

La zona suele estar determinada previamente y protocolizada, pero puede variar mínimamente dependiendo de las preferencias del cirujano. El rasurado puede hacerse con maquinilla de afeitar o con crema depilatoria. Actualmente el rasurado no es necesariamente una rutina pues los cortes y micro abrasiones crean un campo propicio para el desarrollo bacteriano (el tiempo transcurrido entre el rasurado y la intervención impacta en el número de infecciones en heridas quirúrgicas, por ello de estar indicado debe hacerse lo más cerca al acto quirúrgico, limitándose al sitio de la incisión y al área de curación). La piel debe ser lavada y pintada desde la noche anterior para lograr un efecto antiséptico previo a la remoción del vello (cirugíascardiotorácicas).

2.4. periodo transoperatorio

2.4.1. Traslado al quirófano

·         Debe ser ingresado al quirófano según reglas correspondientes.

·         Ingreso a la sala: presentarse con el paciente, identificarlo, corroborar los datos, revisar historia clínica, consentimiento informado, hoja quirúrgica, resultados de estudios complementarios.

·         Garantizar la información y la instrucción preoperatoria.

·         Localización y verificación de la intervención.

·         Monitorizar la seguridad ambiental.

·         Comprobar el funcionamiento del equipo.

·         Proveer las medidas de comodidad y seguridad del paciente.

·         Colocar al paciente según procedimiento.

·         Monitorización psicológica y fisiológica del paciente.

·         Comunicar la información intra operatoria requerida en base a normatividad.

·         Procedimientos básicos según la función de enfermería




2.4.2- Colocación del paciente en la mesa quirúrgica:

·         Decúbito dorsal (supina), paciente en decúbito dorsal para intervenciones quirúrgicas abdominales, de cráneo y cuello, tórax y hombro, cirugía vascular y algunos ortopédicos.

 Trendelenburg similar a la dorsal, pero las rodillas descansan sobre la articulación de la mesa, la inclinación de ésta se eleva quedando la cabeza más baja que el tronco. intervenciones quirúrgicas del abdomen inferior o de la pelvis.

 Trendelenburg invertido, se encuentra sobre su espalda, mesa inclinada, queda más elevada la cabeza y los pies se encuentran en un nivel más bajo.

intervención de tiroidectomía

 Fowler: postura en decúbito dorsal, la sección superior de la mesa se eleva, descansando en esta parte la espalda del paciente, quedando semisentado. Su uso en craneotomías y cirugías faciales, se requiere de un soporte de cabeza para estabilizar la cabeza.

 Litotomía (ginecológica) posición decúbito dorsal, se usa un cojín kelly o un hule (antes de situar al paciente en la parte inferior de la mesa para contrarrestar la humedad y escurrimiento de líquidos), los glúteos sobrepasan ligeramente la articulación inferior de la mesa, las piernas se ubican en el soporte (pierneras). usada en a cirugía vaginal, perineal y rectal.






Posición prona (decúbito ventral) Se descansa sobre el abdomen, los brazos se colocan a lo largo de los lados del cuerpo. Intervenciones de la parte posterior del tórax, tronco o piernas. generalmente se requiere de almohadillas para evitar presión en las prominencias óseas y permitir la distensión del tórax al respirar.  Posición decúbito ventral con apoyo de la cabeza, igual a la anterior con la variante en cabeza, el rostro se dirige hacia abajo y la frente se apoya en un soporte especial.

 Jacknife (Kraske, en navaja sevillana), se coloca al paciente en posición decúbito ventral, separando la mesa en la parte media, formando un ángulo, en el cual el abdomen queda apoyado, sus brazos se dirigen hacia la cabecera de la mesa. Se emplea en cirugías rectal y coccígeas.

 Laminectomía (posición prona modificada) es una variante de la posición decúbito ventral, se colocan almohadillas a nivel del abdomen, piernas y brazos para evitar la presión de los plexos nerviosos y facilitar la respiración. Usada para cirugías de laminectomías de columna, torácica o lumbar.

 Sims: En posición lateral sobre el lado no afectado, brazos extendidos y pierna flexionada, Se curva la mesa en la parte media y el flanco en el cual se va a practicar la cirugía, se eleva acomodándose con almohadillas, para evitar presión de los plexos nerviosos. Empleada para cirugías de riñón, uréteres y pulmón. El paciente se coloca lateralmente sobre el lado no afectado, con los brazos extendidos, con la pierna flexionada.




La Mesa ortopédica se encuentra diseñada para los procedimientos ortopédicos y de cadera, su diseño facilita la realización de radiografías de control en el transoperatorio. La colocación de la pierna lesionada del paciente descansa sobre un soporte similar a una bota, la cual produce tracción (acojinada para proteger el pie) La pierna sana descansa sobre otro soporte de la mesa.


2.4.3- Colocación de campos quirúrgicos:

Posterior a la disposición del paciente en la posición correspondiente y a la antisepsia de piel del área, así como la preparación de las mesas, se da inicio a la colocación de campos, esto es, el acomodo sistemático de sabanas y campos para establecer el campo estéril (barrera de protección), la cual es colocada conforme a su confección por cirujano y ayudante o personal de enfermería. Así tenemos por ejemplo el orden en una cirugía abdominal:

·         Sabana de pies.

·         Campos alrededor del sitio quirurgico (encuadramiento del área de la incisión), que se asegura con pinzas.

·         Colocación de campo fenestrado, quedando la abertura en el sitio de incisión.

2.4.4- Acto quirurgico







*      Conocer la aparatología, sistemas eléctricos.

*      Mantenimiento de la seguridad, vigilancia fisiológica.

*      Colaborar en minimizar los riesgos potenciales y apegarse a las normas establecidas.

*      Mantener a los familiares informados.

*      Realizar el recuento de gasas, compresas, instrumental y agujas. Al iniciar y finalizar la cirugía, para evitar riesgos innecesarios y problema legal, el enfermero es directamente responsable y legalmente copartícipe.

2.5.- Atención postoperatoria al paciente quirúrgico.

El periodo postoperatorio comienza en el momento en que el paciente sale de quirófano. En él se distinguen dos etapas: el postoperatorio inmediato y el mediato.

Los objetivos de la atención de enfermería en el período postoperatorio son:

       Informar a los familiares de cómo ha transcurrido el acto quirúrgico.

 Cubrir las necesidades del enfermo desde que sale de quirófano hasta que marcha a su domicilio.

                       Devolver al paciente la máxima funcionalidad posible.

Una vez finalizada la operación, el personal auxiliar suele acompañar al paciente a la sala de reanimación, recoge el material y limpia el instrumental quirúrgico.

2.5.1.- Etapa de postoperatorio inmediato.

Transcurre en la sala de despertar, a la que el paciente es trasladado tras la intervención al sector de recuperación, el enfermo monitorea al paciente desde que sale de quirófano hasta que cesan los efectos de los fármacos anestésicos y se encuentra en situación estable para ser trasladado a su sector de internación. También es evaluado por el medico y el anestesista. Se centrará en:

 Situación cardiovascular: Control de constantes vitales, valorar coloración de la piel, abrigar al paciente si presenta escalofríos...

 Función respiratoria: evaluar la vía aérea, vigilar la frecuencia respiratoria y las características de la misma, administrar oxigenoterapia mediante mascarilla facial,...

 Estado neurológico: comprobar el nivel de conciencia, la movilidad espontánea, la orientación...

 Aparato digestivo: vigilar la aparición de náuseas o vómitos y colocar al paciente en posición lateral de seguridad para disminuir el riesgo de aspiración del vómito.

       Controlar el dolor: mediante la administración de analgésicos prescritos.

 Observar y controlar los distintos apósitos, catéteres y sistemas de drenaje.

   

Nota: Cuando el paciente tiene 7 ó más puntos en esta escala, se considera que puede ser trasladado a la sala de hospitalización.

El anestesiólogo examinará al paciente antes de darle el alta a planta y anotará en la gráfica su estado en ese momento. Pasará a la sala de hospitalización una vez que cumpla las siguientes condiciones:

                        Despierto con capacidad normal de respuesta.

 Hemodinámicamente estable; es decir, con buena tensión arterial y frecuencia de pulso.

                        Ventilación espontánea adecuada.

                        Dolor controlado con analgesia pautada.

El enfermero de recuperación informará la evolución del paciente al personal de enfermería de planta y cumplimentará debidamente la gráfica con registro de constantes y balance hídrico, así como medicación administrada y pautada.

2.5.2.- Etapa de postoperatorio mediato.

Este período comienza cuando el paciente, una vez que ha

desaparecido el efecto anestésico y su situación es estable, sube a la planta de hospitalización. Esto no implica que no puedan aparecer complicaciones a partir de este momento, por lo que debemos seguir estrechamente al enfermo para detectar de forma precoz cualquier anomalía.

La etapa de postoperatorio termina cuando es dado de alta a domicilio.

Intervenciones de enfermería en la etapa de postoperatorio mediato.

Una vez en la planta, se hará una nueva valoración anotando:

       constantes vitales;        nivel de conciencia;          patrón respiratorio;          coloración de piel y mucosas; sensación de escalofríos;    presencia de náuseas o vómitos;    existencia de dolor;      revisión de drenajes: volumen, características del líquido;      revisión de catéteres o vías venosas;    revisión de sonda urinaria;          revisión de herida y apósito...

Tras esta valoración inicial, se elaborará un plan de cuidados integral que garantice, durante la hospitalización y hasta el momento del alta a domicilio, la satisfacción de necesidades fundamentales y ofrezca unos cuidados de calidad.




Se insistirá especialmente en:

 Función respiratoria: aspirar secreciones cada vez que sea necesario, ya que su cúmulo puede favorecer una infección respiratoria; animar al paciente a que tosa y haga respiraciones profundas.

 Función cardiovascular: control de tensión arterial y pulso (este control se realizará por turnos de trabajo del personal; es decir, mañana, tarde y noche, aunque si es preciso se realizarán con mayor frecuencia); vigilar drenajes por si existe pérdida excesiva de sangre; disminuir el riesgo de aparición de alteraciones circulatorias, como es la formación de trombos

que pueden ocluir un vaso sanguíneo (enfermedad

tromboembólica).

 Ansiedad y dolor: administrar analgésicos y valorar resultados; dispersar los miedos y temores; escuchar activamente y dar seguridad en los momentos de desánimo; ofrecer ayuda psicológica especializada en los casos en que sea necesario.

 Estado nutritivo: cuidados de la sonda nasogástrica si la tiene; ofrecer la dieta en pequeñas cantidades hasta ver tolerancia; añadir a la dieta suplementos si están indicados; instruir al paciente y familiares de la importancia de una correcta alimentación para una recuperación favorable.

 Eliminación: cuidados de la sonda urinaria si la tiene; vigilar la diuresis y controlar el balance hídrico; administrar enemas o laxantes para prevenir el estreñimiento agravado por la inmovilización.

 Movilidad: promover la movilización precoz y progresiva según lo indicado por su médico responsable.

        Sueño-vigilia: proporcionar un ambiente tranquilo que propicie el descanso nocturno; administrar medicación hipnótica si está prescrita.

 Cuidados de la herida quirúrgica: procurar que el paciente comprenda el procedimiento de curas y precauciones con la herida e instruir a los familiares en las medidas de cuidado y signos de alarma.

  2.5.3.- Complicaciones postoperatorias.

Podemos encontrarnos muchas y variadas complicaciones postoperatorias. En general, éstas guardan relación lineal con el estado de salud del paciente y la complejidad de la intervención quirúrgica. A más patología del enfermo, cirugía más agresiva y más carácter de urgencia, mayor riesgo de complicación.

Una atención postoperatoria satisfactoria en los pacientes quirúrgicos tiene como objetivo disminuir la incidencia de complicaciones tras la intervención.

Algunas de las complicaciones más frecuentes son:

 Fiebre. Es un síntoma frecuente en el postoperatorio. Su presencia no siempre indica infección pero obliga a una exploración minuciosa.

Por regla general, la fiebre precoz en las primeras 48 horas tras la intervención es una respuesta biológica del organismo a la agresión quirúrgica. Después del tercer día, las causas más frecuentes de la fiebre son la existencia de infección urinaria o respiratoria. Cuando se debe a infección de la herida quirúrgica, la fiebre suele manifestarse a partir del quintosexto día del postoperatorio, junto a signos locales

inflamatorios en la herida.

                        Complicaciones de la herida.

 Hematoma: cuanto mayor haya sido la destrucción tisular durante la intervención, mayor riesgo existe de acumulación de sangre en planos profundos, de hemorragia interna y de repercusiones en el estado general del paciente (hipotensión, taquicardia, anemia...) El hematoma puede abombar la herida quirúrgica y dificultar el proceso normal de cicatrización. Otras

veces lo que encontramos es hemorragia a través de la herida, generalmente sin repercusión y de fácil control.

 Dehiscencia: es la separación o rotura del cierre de una herida. Es muy característico que cuando hay una dehiscencia a nivel de pared abdominal se produce una salida de las asas intestinales. Se manifiesta entre el 5º y 7º día.

 Infección: suele aparecer entre el 5º-6º día tras la intervención. Los gérmenes pueden provenir del propio paciente, del ambiente o del instrumental quirúrgico; la zona se enrojece, presenta un aumento de temperatura local y puede drenar material purulento. Si hay colección purulenta, hay que drenarla, tomar muestra para cultivo microbiológico y comenzar tratamiento antibiótico.

 Complicaciones respiratorias. Las infecciones respiratorias son la principal causa de muerte postoperatoria. Las manifestaciones clínicas suelen ser fiebre, disnea y, a veces, dolor pleurítico. Si se acompaña de insuficiente oxigenación, aparecerá cianosis, taquipnea y disminución del nivel de conciencia. El empleo de anestésicos, la intubación orotraqueal o la aspiración de contenido gástrico son factores

favorecedores de infección respiratoria postoperatoria.

 Complicaciones cardíacas. No es raro encontrar cifras de tensión arterial elevadas en el postoperatorio de un paciente que no era hipertenso, ya que ésta es una de las reacciones del organismo al dolor. Por este mismo mecanismo, pueden aparecer cierto tipo de arritmias cardíacas. Ante la presencia de algún tipo de arritmia no conocida en el paciente se debe hacer su estudio mediante electrocardiograma e instaurar tratamiento específico si procede.

Una de las complicaciones más temidas es el infarto de miocardio postoperatorio, entidad con gran mortalidad, que suele manifestarse a los 3-4 días de la intervención.

 Complicaciones renales. Los anestésicos de acción prolongada y una hipertrofia prostática en el varón son favorecedores de retención urinaria aguda que obliga a sondaje urinario evacuatorio. Los portadores de sonda urinaria de forma prolongada en el postoperatorio se asocian a mayor aparición de infecciones urinarias que los no portadores. No es raro encontrar un detrimento de la función renal durante el postoperatorio: la hipotensión mantenida, deshidratación, pérdida de líquido intraoperatorio y escasa reposición de los mismos pueden precipitar esta complicación que se manifestará inicialmente por oliguria.

Algunas de las complicaciones postquirúrgicas simplemente alargarán el periodo postoperatorio; otras, originarán un resultado no satisfactorio de la cirugía; pero hay un porcentaje de ellas que pueden poner en peligro la vida del paciente.

El paciente quirúrgico anciano es frágil. A su situación y comorbilidad previa se le añade la agresión quirúrgica y el estrés de la hospitalización; por eso, con estos pacientes se habrán de extremar los cuidados y vigilancia para detectar y yugular de forma precoz cualquier tipo de complicación.

2.6.- Valoración psicológica del enfermo quirúrgico.

Un pilar fundamental a la hora de afrontar el estrés de la cirugía es la situación psicológica del paciente.

En el paciente quirúrgico, son varias las causas de miedo y ansiedad:

 Miedo a la anestesia: teme no volver a despertar tras ella, a perder el control de sí mismo durante sedación, etc.

 Miedo a la propia enfermedad que motiva la intervención: miedo a que, a pesar de la operación, su patología no se cure.

       Miedo al dolor y complicaciones postoperatorias: hemorragias, infecciones,...

 Miedo a morir: tanto por su enfermedad como por el acto quirúrgico o sus complicaciones.

 Miedo al cambio brusco: sobre todo en pacientes que se someten a intervenciones agresivas como amputaciones de miembros, resecciones amplias en zonas visibles,...

 Miedo a la nueva situación social: mayor dependencia de los demás, baja laboral,...

El personal de enfermería intentará distintas estrategias para ayudar al paciente a controlar estos miedos:

 Detenerse a escuchar al paciente, facilitándole que transmita sus miedos y angustias.

       Ofrecer información completa y veraz tanto a él como a su familia.

                       Reafirmar la confianza del enfermo en sí mismo.

 Identificar los seres queridos que le benefician con su compañía y ayudan a su relajación.

 Averiguar cuáles son sus expectativas ante la cirugía, corrigiendo aquéllas que sean irreales.

 Explicar los procedimientos que se le van a realizar de forma comprensible y detallar los pasos de la rutina perioperatoria.

 Instruirle sobre técnicas de relajación: respiración lenta y profunda, reducción de estímulos sensoriales, duchas calientes, técnicas de distracción como leer o escuchar la radio,... Si es preciso, se consultará con su médico la posibilidad de administrar medicamentos ansiolíticos.

Las intervenciones del personal de enfermería irán encaminadas a detectar problemas de tipo psicológico del enfermo quirúrgico e intentar que su estado emocional sea el más propicio antes de la cirugía.


 

BIBLIOGRAFÍA

 

 









Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios