Sujeto de Atención. Tema Nº 14

Estilos de vida saludables.

Tendencias en enfermería:

La enfermería es una profesión dinámica que crece y evoluciona a medida que la sociedad y los estilos de vida cambian, a medida que las prioridades y tecnología de la atención sanitaria cambian y a medida que los propios enfermeros cambian. Las filosofías y las definiciones actuales de la enfermería tienen un enfoque holístico, que aborda las necesidades de la persona en todas las dimensiones, en la salud y en la enfermedad y en la internación con la familia y la comunidad. Además, existe un contínuo aumento de la conciencia de la seguridad del paciente en todos los entornos sanitarios.

Estilo de vida:

Muchas actividades, hábitos y practicas implican factores de riesgo. Las prácticas y las conductas del estilo de vida tienen con frecuencia efectos positivos y negativos para la salud. La elección del estilo de vida contribuye a siete de las diez causas principales de muerte. Las practicas con efectos potenciales negativos son factores de riesgo. Algunos hábitos son factores de riesgo para enfermedades específicas. Por ejemplo, tomar en exceso el sol aumenta el riesgo de cáncer de piel, fumar aumenta el riesgo de enfermedades pulmonares, incluido el cáncer, y una mala alimentación y el sobrepeso aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Debido a la importancia de la elección del estilo de vida, se ha producido un mayor énfasis en los cuidados preventivos. La elección del estilo de vida conduce a problemas de salud que causan un gran impacto en la economía del sistema de atención sanitaria. Por ello es importante comprender el efecto de las conductas del estilo de vida en el estado de salud. Enfermería educan a sus pacientes y al público en conductas del estilo de vida que promueven el bienestar.

El estrés es un factor de riesgo del estilo de vida si es grave o prolongado o si la persona es incapaz de afrontar los acontecimientos de la vida adecuadamente. El estrés amenaza a la vez la salud mental (estrés emocional) y el bienestar físico (estrés fisiológico). Ambos toman parte en el desarrollo de una enfermedad y afectan a la capacidad de adaptarse a los cambios potenciales asociados con la enfermedad y sobrevivir a una enfermedad que amenace la vida.

El estrés también interfiere con las actividades de promoción de la salud y la capacidad de implementar las modificaciones del estilo de vida necesarias. Algunos elementos estresantes emocionales son consecuencia de los acontecimientos de la vida, como el divorcio, el embarazo, la muerte del cónyuge o un miembro de la familia e inestabilidades económicas. Por ejemplo, los elementos estresantes relacionados con el trabajo sobrecargan las capacidades cognitivas y la capacidad de tomar decisiones de una persona, conduciendo a una “sobrecarga mental” o al “burnout”. El estrés también amenaza el bienestar físico y está asociado con enfermedades como la cardiopatía, el cáncer y los trastornos gastrointestinales. Debemos revisar siempre los elementos estresantes de la vida como parte de un análisis completo de factores de riesgo.

El objetivo de la identificación de los factores de riesgo es ayudar a los pacientes a visualizar las áreas de su vida que pueden modificarse, controlarse o incluso eliminarse, para promover el bienestar y prevenir la enfermedad. Hay variedad de formularios de valoración sobre los riesgos para la salud que pueden ser usados para estimar las amenazas específicas a la salud de una persona, basadas en la presencia de varios factores de riesgo. El empleo de una herramienta de valoración del riesgo de la salud necesita estar vinculada a programas educativos y a otros recursos comunitarios si esto conlleva cambios necesarios del estilo de vida y la reducción del riesgo.

Modificación de los factores de riesgo y cambios en las conductas de salud.

Identificar los factores de riesgo es el primer paso en la promoción de la salud, la educación del bienestar y la prevención de enfermedades. Analizar los peligros para la salud con los pacientes, siguiendo una valoración de enfermería integral, ayuda entonces al paciente a decidir si quiere mantener o mejorar el estado de su salud actuando para reducir el riesgo. La modificación del factor de riesgo, las actividades para la promoción de la salud o la prevención de enfermedades, o cualquier programa que intente cambiar las conductas del estilo de vida no saludables son estrategias para el bienestar. Debemos hacer hincapié en las estrategias para el bienestar que enseñen a los pacientes a cuidarse de manera más saludable, porque tienen la capacidad de aumentar su calidad de vida y disminuir los altos costos potenciales de problemas de salud no controlados.

Algunos intentos para promover los cambios van dirigidos a abandonar conductas dañinas para la salud (ej. Consumo de tabaco, alcohol) o adoptar conductas saludables (ej. Dieta saludable o ejercicio). Es difícil cambiar la conducta de salud, especialmente cuando la conducta está arraigada en los patrones del estilo de vida de una persona. Enfermería debe identificar conductas de riesgo e implementar el proceso de cambio, porque es quien más tiempo pasa con el paciente. Las causas principales de muerte continúan estando relacionadas con las conductas de salud que requieren un cambio, y enfermería puede motivar y facilitar cambios importantes en las conductas de salud cuando trabajan con personas, familias y comunidades.

Comprender el proceso de cambio de las conductas ayudará a apoyar los difíciles cambios en la conducta de salud de los pacientes. Se cree que el cambio implica movimiento a través de una serie de etapas.
  • Precontemplación: intención de cambiar
  • Contemplación: considerar un cambio dentro de los próximos 6 meses
  • Preparación: hacer pequeños cambios
  • Acción: comprometerse activamente con estrategias para el cambio de conducta.
  • Etapa de mantenimiento: hasta mantener una conducta cambiada.
Conforme las personas intentan un cambio en la conducta, se dan recaídas frecuentes, seguidas por pasar de nuevo por todas las etapas. Cuando la recaída ocurre, la persona volverá a la etapa de contemplación o precontemplación antes de intentar de nuevo el cambio. Es un proceso de aprendizaje y las lecciones aprendidas de la recaída pueden aplicarse al siguiente intento de cambio. Es importante comprender que sucede en las varias etapas del proceso del cambio para elegir apropiadamente el momento de la implementación de las intervenciones (estrategias de bienestar) y proporcionar cuidados apropiados en cada etapa.

Una vez que la persona identifica la etapa del cambio, el proceso del cambio facilita el movimiento a través de las etapas. Para ser más efectivos, debemos escoger intervenciones de enfermería que se corresponden con la etapa del cambio. Muchos programas de cambio de conducta están diseñados para cuando las personas estén preparadas para tomar medidas con respecto a los problemas de su conducta de salud, y por eso tienen posibilidad de tener éxito. Solo una minoría de personas están, en realidad, en la etapa de acción. Los cambios se mantienen a lo largo del tiempo solo si están integrados en el estilo de vida general de una persona. Mantener estilos de vida saludables puede evitar hospitalizaciones y reducir potencialmente el costo de la atención sanitaria.





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Bibliografía:

  • POTTER PERRY (2013). Fundamentos de Enfermería 8ed –Editorial Elsevier
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