Enfermería del Adulto y Anciano. Tema Nº 4.

EL CUIDADO DEL PACIENTE ADULTO O ANCIANO CON ALTERACIONES CLÍNICAS Y/O QUIRÚRGICAS PREVALENTES EN EL HOSPITAL Y EN EL DOMICILIO.


¿Qué son las enfermedades prevalentes?:

Las enfermedades prevalentes son aquellas que, por factores ambientales o por la combinación de elementos y circunstancias de distintas características, se producen con frecuencia.

Alteraciones prevalentes en el adulto.



Figura 7: Diez causas principales de mortalidad en la población de 60 años de edad y mayor, Región de las Américas, 2012




Morbilidad en el ciclo de vida:

a. Morbilidad en el ciclo de vida del adulto (20 a 59 años)


En este ciclo de vida, son las enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo la primera causa de morbilidad enfermedades de los órganos genitales femeninos ocupan la segunda causa evidenciándose el riesgo en las mujeres.

  • Infecciones respiratorias agudas (4ta causa),
  • Trastornos mentales y del comportamiento (5ta causa),
  • Enfermedades del sistema nervioso (9na causa) y
  • Las enfermedades del aparato urinario (10ma causa)

b. Morbilidad en el ciclo de vida del adulto mayor (60 a más años)

Las enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo son la primera causa de morbilidad en el adulto mayor. 

Entre las primeras 10 causas de morbilidad tenemos a 

  • los trastornos del ojo y sus anexos (3ra causa), 
  • enfermedades de las glándulas endocrinas y metabólicas (4ta causa), 
  • enfermedad hipertensiva (5ta causa), 
  • las infecciones respiratorias agudas (7ma causa) y 
  • las enfermedades del sistema nervioso (10ma causa)



Fuente: La Salud de los adolescentes y jóvenes en la región de las Américas.


El cuidado del paciente adulto o anciano con alteraciones clínicas o quirúrgicas prevalentes en el hospital y en el domicilio es un desafío importante para los profesionales de enfermería. Se requiere un enfoque integral que aborde las necesidades físicas, emocionales y sociales del paciente, así como una coordinación efectiva entre los diferentes miembros del equipo de atención médica. Al adoptar estrategias de cuidado centradas en el paciente y basadas en la evidencia, se puede mejorar la calidad de vida y los resultados de salud de esta población vulnerable.

Alteraciones Clínicas Prevalentes

Las alteraciones clínicas más comunes en pacientes adultos y ancianos abarcan una amplia gama de condiciones médicas. Entre ellas se encuentran:

  1. Enfermedades cardiovasculares: Las enfermedades del corazón, como la hipertensión arterial, la insuficiencia cardíaca y la cardiopatía isquémica, son comunes en adultos y ancianos. Requieren una gestión cuidadosa de la medicación, la monitorización de signos vitales y el seguimiento de un plan de dieta y ejercicio.
  2. Enfermedades respiratorias: La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la neumonía y el asma son ejemplos de enfermedades respiratorias prevalentes. Los cuidados incluyen la administración de broncodilatadores, la oxigenoterapia, la fisioterapia respiratoria y la educación sobre técnicas de respiración adecuadas.
  3. Enfermedades metabólicas: La diabetes mellitus y la dislipidemia son trastornos metabólicos comunes que requieren un control cuidadoso de la glucemia y el perfil lipídico. Los pacientes necesitan educación sobre dieta, ejercicio y administración de insulina o medicamentos hipoglucemiantes.
  4. Enfermedades neurológicas: El ictus, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson son algunas de las enfermedades neurológicas más prevalentes en adultos y ancianos. Los cuidados incluyen la rehabilitación, el control de síntomas y el apoyo emocional tanto para el paciente como para la familia.
  5. Enfermedades musculoesqueléticas: La osteoartritis, la osteoporosis y las fracturas son comunes en la población adulta y anciana. Los cuidados implican el manejo del dolor, la fisioterapia y la educación sobre medidas preventivas.

Alteraciones Quirúrgicas Prevalentes

Además de las alteraciones clínicas, los pacientes adultos y ancianos pueden enfrentarse a diversas condiciones quirúrgicas que requieren atención especializada:

  1. Cirugía cardiovascular: Las cirugías cardíacas, como la revascularización miocárdica y la reparación valvular, son comunes en pacientes con enfermedad cardíaca. Los cuidados postoperatorios incluyen la monitorización de signos vitales, la prevención de complicaciones y la rehabilitación cardíaca.
  2. Cirugía gastrointestinal: La apendicectomía, la colecistectomía y la cirugía de hernia son intervenciones quirúrgicas frecuentes en adultos y ancianos. Los cuidados postoperatorios se centran en el control del dolor, la alimentación adecuada y la prevención de complicaciones como la infección y la obstrucción intestinal.
  3. Cirugía ortopédica: Las cirugías de reemplazo articular, la corrección de fracturas y la artroscopia son comunes en pacientes con enfermedades musculoesqueléticas. Los cuidados posteriores a la cirugía incluyen la movilización precoz, la fisioterapia y el manejo del dolor.
  4. Cirugía urológica: La prostatectomía, la nefrectomía y la litotricia son procedimientos urológicos frecuentes en adultos y ancianos. Los cuidados postoperatorios abarcan la monitorización de la diuresis, la prevención de infecciones urinarias y la rehabilitación vesical.

Cambios por etapas:

Adultos jóvenes

Cambios físicos: Los adultos jóvenes terminan normalmente su crecimiento físico al llegar la edad de 20 años, normalmente son bastante activos, sufren enfermedades graves menos comúnmente que los grupos de edad mayor, tienden a ignorar los síntomas físicos y a menudo posponen la búsqueda de atención médica.

Es durante el comienzo de la vida adulta que abarca de los 20 a los 40 años, que alcanzamos el punto de máximo desempeño físico. Casi todos los adultos jóvenes son más fuertes, saludables y fértiles de lo que fueron o llegarán a ser. Tienen más vigor y han definido una identidad y unas pautas sexuales que han de durar toda la vida.

En la juventud la mayoría de los hombres y las mujeres disfruta del auge de su vitalidad, fuerza y resistencia. Tales son las expectativas normadas por la edad. Casi todas las culturas reconocen este apogeo físico y esperan que las jóvenes tengan hijos. (CRAIG 1997)

Los adultos jóvenes terminan normalmente su crecimiento físico al llegar la edad de 20 años, normalmente son bastante activos, sufren enfermedades graves menos comúnmente que los grupos de edad mayor, tienden a ignorar los síntomas físicos y a menudo posponen la búsqueda de atención médica. (Potter Perry pag 151)

Las personas que rondan los 20 años están en su mejor momento físico. El cuerpo humano funciona de la forma más eficaz a los 25 años, aproximadamente. El sistema musculoesquelético está bien desarrollado y coordinado. Es el período en el que la capacidad deportiva alcanza su nivel máximo. Los demás sistemas del organismo (p. ej., el sistema cardiovascular, visual, auditivo y reproductor) también funcionan con una eficacia máxima. Sin embargo, los adultos incipientes tienden a arriesgarse mucho, poniendo sus cuerpos altamente funcionales en peligro de sufrir lesiones graves. Aunque los cambios físicos son mínimos durante esta fase, el peso y la masa muscular pueden cambiar debido a la dieta y al ejercicio. Las mujeres embarazadas y que dan de mamar a sus hijos se producen grandes cambios físicos y psicosociales. (Kozier pag 394)

El crecimiento continúa hasta los primeros años del adulto joven, pero no a un ritmo tan rápido como en la adolescencia.

Es la edad en que se hace necesario reforzar los buenos hábitos alimentarios para conservar la salud y evitar enfermedades futuras.

Cuando una persona llega a la edad adulta completa suele disminuir sus necesidades calóricas, igual que los suministros adicionales de proteínas, no así sus requerimientos de vitaminas y minerales. (Dugas pag 217).

Cambios cognitivos: Los hábitos del pensamiento crítico aumentan con regularidad a lo largo de los años de la edad adulta joven y mediana. Las experiencias educativas formales e informales, las experiencias vitales generales y las oportunidades de trabajo aumentan drásticamente las capacidades conceptuales, de resolución de problemas y las habilidades motrices.

Cambios psicosociales La salud emocional del adulto joven está relacionada con la habilidad individual de abordar y resolver las demandas personales y sociales. El adulto joven a menudo está atrapado entre querer prolongar la irresponsabilidad de la adolescencia y asumir los compromisos adultos. Sin embargo, ciertos patrones o tendencias son relativamente predecibles. Entre los 23 y los 28 años, la persona perfecciona su autopercepción y la capacidad para la intimidad. De los 29 a los 34 años la persona dirige una enorme cantidad de energía hacia el logro y dominio del mundo que le rodea. Entre los 35 y los 43 años es un período de fuerte examen de sus metas vitales y de sus relaciones. Las personas hacen cambios en las áreas personales, sociales y profesionales. A menudo el estrés de esta revisión acaba en una «crisis de mediana edad» en la que la pareja, el estilo de vida y la profesión cambian.


  1. Estilo de vida: Una valoración del estilo de vida personal ayuda a enfermería y a los pacientes a identificar hábitos que aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas, malignas, pulmonares, renales u otras crónicas. La valoración incluye satisfacción con la vida en general, aficiones e intereses; hábitos como la dieta, el sueño, el ejercicio, los hábitos sexuales y el consumo de cafeína, tabaco, alcohol, drogas ilegales; condiciones domésticas y mascotas; situación económica, incluyendo el tipo de seguro médico; entorno laboral, incluyendo el tipo de trabajo y la exposición a sustancias peligrosas; y estrés físico o mental. Los informes militares, incluyendo fechas y áreas geográficas de las asignaciones, también pueden ser útiles para valorar los factores de riesgo del adulto joven. El estrés prolongado a partir de la elección del estilo de vida aumenta el desgaste de las capacidades adaptativas del cuerpo. A veces ocurren enfermedades relacionadas con el estrés como las úlceras, los trastornos emocionales y las infecciones.
  2. Profesión. Una adaptación profesional exitosa es importante en las vidas de la mayoría de varones y mujeres. El trabajo con éxito no sólo asegura estabilidad económica, sino que también conduce a la amistad, actividades sociales, apoyo y respeto de otros compañeros de trabajo.
  3. Sexualidad. El desarrollo de las características sexuales secundarias ocurre durante los años de la adolescencia. El desarrollo físico está acompañado por la capacidad de realizar actos sexuales. El adulto joven normalmente tiene una madurez emocional que complementa su capacidad física y, por consiguiente, es capaz de desarrollar relaciones sexuales m aduras y establecer intimidad. Los adultos jóvenes que han fracasado en lograr la tarea del desarrollo de la integración personal desarrollan a veces relaciones que son superficiales y estereotipadas
  4. Ciclo fértil. La concepción, el embarazo, el parto y el puerperio son las fases más importantes del ciclo fértil. Los cambios durante estas fases son complejos. La educación, puede preparar a las mujeres embarazadas, a sus parejas y a otras personas de apoyo a participar en el proceso del parto. El estrés que muchas mujeres experimentan después del parto tiene un impacto significativo en la salud del posparto de las mujeres.
  5. Tipos de familia. Durante la edad adulta joven muchos individuos experimentan la soltería y la oportunidad de estar solos. Los que finalmente se casan encuentran varios cambios a medida que adquieren nuevas responsabilidades.
  6. Soltería. La presión social para casarse no es tan grande como era antes y muchos adultos jóvenes no se casan hasta finales de los 20 años o principios de los 30 años, o no se casan
  7. Paternidad / Maternidad: La disponibilidad de anticonceptivos facilita que las parejas hoy en día decidan si comenzar o no una familia y, en su caso, cuándo hacerlo
  8. Estructuras familiares y parentales alternativas. Tendencia hacia más aceptación de cohabitación sin matrimonio es un factor en el gran número de niños nacidos de madres solteras. Padres gays y lesbianas. Lesbianas que dan a luz y uno de cada seis gays han engendrado o adoptado a un hijo. Hay más apoyo a la adopción de niños y el rol parental por padres del mismo sexo
  9. Indicadores de salud emocional.

    • Un sentimiento de significado y dirección en la vida.
    • Negociar con éxito a lo largo de las transiciones vitales.
    • Ausencia de sentimientos de haber sido engañado o decepcionado por la vida.
    • Logro de varias metas a largo plazo.
    • Satisfacción con el crecimiento y desarrollo personal.
    • Si está casado, sentimientos de mutuo amor en la pareja; si está soltero, satisfacción con las interacciones sociales.
    • Satisfacción con las amistades.
    • Actitud generalmente alegre.
    • No susceptibilidad a la crítica.
    • No miedos no realistas.

Riesgos para la salud: Los factores de riesgo para la salud de un adulto joven se originan en la comunidad, en los patrones de estilo de vida y en la historia familiar. Los hábitos del estilo de vida que activan la respuesta del estrés aumentan el riesgo de enfermedades. Fumar es un factor de riesgo bien documentado para enfermedades pulmonares y cardíacas y vasculares en fumadores y en fumadores pasivos. Inhalar las sustancias contaminantes de los cigarrillos aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, enfisema y bronquitis crónica. La nicotina del tabaco es un vasoconstrictor que actúa sobre las arterias coronarias, aumentando el riesgo de angina, infarto de miocardio y enfermedad arterial coronaria. La nicotina también causa vasoconstricción periférica y conduce a problemas vasculares.

Antecedentes familiares. Los antecedentes familiares de una enfermedad ponen al adulto joven en riesgo de desarrollarla en los años de mediana edad o en su vejez.

Hábitos de higiene personal. Como en todas las edades, los hábitos de higiene personal del adulto joven pueden ser factores de riesgo. Compartir utensilios de comida con una persona que tiene una  enfermedad contagiosa aumenta el riesgo de la enfermedad. La mala higiene dental aumenta el riesgo de enfermedad periodontal. Las personas evitan la gingivitis (inflamación de las encías) y la periodontitis (pérdida del apoyo del diente) mediante la higiene bucal.

Muerte violenta y lesiones. La violencia es una causa común de mortalidad y morbilidad entre la población de adultos jóvenes. Los factores que predisponen a los individuos a la violencia, las lesiones o la muerte incluyen pobreza, ruptura familiar, maltrato y abandono infantil, implicación con drogas (tráfico o consumo).

Abuso de sustancias: El abuso de sustancias contribuye directa o indirectamente a la mortalidad y morbilidad de los adultos jóvenes. Los adultos jóvenes intoxicados sufren con frecuencia lesiones de accidentes de tráfico, que tienen como consecuencia la muerte o discapacidad permanente también para otros adultos jóvenes. La dependencia de las drogas estimulantes o depresivas a menudo acaba en muerte. La sobredosis de las drogas estimulantes («excitantes») somete a los sistemas cardiovascular y nervioso hasta tal punto de estrés que se produce la muerte. El uso de las depresoras («tranquilizantes») conduce a una sobredosis, accidental o intencionada, y la muerte.

Embarazos no planificados: Los embarazos no planificados siguen siendo una fuente de estrés que puede terminar en resultados de salud desfavorables para la madre, el niño y la familia. A menudo los adultos jóvenes tienen metas educativas y profesionales que son más prioritarias que el desarrollo familiar. La interferencia con estas metas afecta a las relaciones futuras y a las relaciones padres-hijos. Determinar los factores circunstanciales que afectan al progreso y resultado de un embarazo no planificado es importante. Es importante al valorar a la mujer con un embarazo no planificado la exploración de problemas como la situación económica, profesional, de vivienda; los sistemas de apoyo familiar; los potenciales desórdenes parentales; la depresión, y los mecanismos de afrontamiento.

Infecciones de transmisión sexual (ITS). Las ITS son un importante problema de salud entre los adultos jóvenes. Algunos ejemplos de ITS incluyen sífilis, clamidia, gonorrea, herpes genital y síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Las ITS tienen efectos físicos inmediatos como la secreción genital, incomodidad e infección. También conducen a trastornos crónicos, infertilidad o incluso la muerte. Son un importante problema de salud pública para las personas activas sexualmente, y casi la mitad de todas las nuevas infecciones se dan en varones y mujeres menores de 24 años de edad.

Factores ambientales y laborales: Un factor de riesgo ambiental o laboral es la exposición a peligros relacionados con el trabajo o a agentes que causan enfermedades y cáncer. Los ejemplos incluyen enfermedades pulmonares como la silicosis por inhalación del polvo de talco y silicio, y el enfisema por inhalación de humo. Los cánceres como consecuencia de la exposición laboral pueden implicar al pulmón, al hígado, al cerebro, la sangre o la piel. Las preguntas respecto a la exposición laboral a sustancias peligrosas deberían ser una parte rutinaria de la valoración.

Salud psicosocial: Las preocupaciones de salud psicosocial de los adultos jóvenes a menudo están relacionadas con los elementos estresantes del trabajo y la familia. estrés laboral, estrés familiar

Infertilidad: 15% de parejas infértiles la causa es desconocida. Los factores femeninos como la disfunción ovulatoria o un factor pélvico son responsables de la infertilidad en el 50% de las parejas, y la infertilidad en el 35% de las parejas está causada por un factor masculino como las anomalías del esperma y semen. La valoración de enfermería de las parejas infértiles incluye historiales exhaustivos tanto de las parejas masculinas como femeninas para determinar los factores que han afectado a la fertilidad y los hallazgos físicos pertinentes.

Obesidad: La obesidad es un problema de salud importante en adultos jóvenes y está reconocida como un factor de riesgo para otros problemas de salud a lo largo de la vida. La obesidad, influida por una mala alimentación y la inactividad, ha sido vinculada al desarrollo de problemas como la diabetes tipo 2, la hipertensión, el colesterol alto, el asma, los problemas articulatorios, la artritis psoriásica y un m al estado de salud

Ejercicio. Las personas de todas las edades, tanto varones como mujeres, se benefician de una actividad física regular. El ejercicio mejora la función cardiopulmonar disminuyendo la presión arterial y el ritmo cardíaco; aumenta la fuerza y el tamaño de los músculos y disminuye la fatiga, el insomnio, la tensión y la irritabilidad

Cuidados agudos: Los adultos jóvenes requieren normalmente cuidados agudos por accidentes, abuso de sustancias, exposición a los peligros ambientales y laborales, enfermedades relacionadas con el estrés, infecciones respiratorias, gastroenteritis, gripe, infecciones del tracto urinario y cirugía menor. Una enfermedad aguda menor causa una alteración en las actividades vitales de los adultos jóvenes y aumenta el estrés en un estilo de vida ya frenético. La dependencia y las limitaciones impuestas por los regímenes de tratamiento también aumentan la frustración. Para darles un sentido de mantener el control sobre sus decisiones respecto a la atención sanitaria, es importante mantenerlos informados sobre su estado de salud e implicarlos en la toma de decisiones sobre sus cuidados.


Adultos de mediana edad (35-64 años)

Los varones y las mujeres necesitan adaptarse a los inevitables cambios biológicos. Como en la adolescencia, los adultos de mediana edad emplean una energía considerable para adaptar su autoconcepto y su imagen corporal a las realidades y los cambios de su apariencia física. Una autoestima alta, una imagen corporal favorable y una actitud positiva hacia los cambios fisiológicos ocurren cuando los adultos participan en ejercicio físico, dietas equilibradas, sueño adecuado y prácticas de buena higiene que promueven cuerpos vigorosos y sanos.

Cambios físicos: Entre los 40 y los 65 años ocurren cambios fisiológicos importantes. Debido a esto, es importante valorar el estado de salud general del adulto de mediana edad. Una valoración exhaustiva ofrece dirección para las recomendaciones de promoción de la salud y la planificación e implementación de cualquier intervención necesaria. Los cambios más notorios durante la mediana edad adulta son el encanecimiento del cabello, las arrugas de la piel y el engrosamiento de la cintura. La disminución de la agudeza auditiva y visual a menudo es evidente durante este período. Con frecuencia estos cambios fisiológicos durante la mediana edad adulta tienen su efecto en el autoconcepto y la imagen corporal.

Perimenopausia y menopausia: La perimenopausia es el período durante el que la función ovárica disminuye, teniendo como consecuencia una disminución del número de óvulos y ciclos menstruales irregulares; dura generalmente de 1 a 3 años. La menopausia es la ruptura de este ciclo, fundamentalmente por la incapacidad del sistema neurohormonal de mantener su estimulación periódica del sistema endocrino. Los ovarios ya no producen estrógenos y progesterona y los niveles de esas hormonas en la sangre se reducen notablemente. La menopausia ocurre normalmente entre los 45 y los 60 años. Aproximadamente el 10% de las mujeres no tienen otros síntomas de menopausia más que el cese de la menstruación, del 70% al 80% son conscientes de otros cambios, pero no tienen problemas y aproximadamente el 10% experimentan cambios bastantes graves que interfieren con sus actividades diarias

Andropausia: La andropausia ocurre en los varones a finales de los 40 años y principios de los 50 años. La disminución de los niveles de andrógenos causa la andropausia. A lo largo de este período y después de él un varón todavía puede producir esperma fértil y engendrar un niño. Sin embargo, la erección del pene es menos firme, la eyaculación menos frecuente y el período refractario más prolongado.

Cambios cognitivos: por enfermedad o traumas

Cambios psicosociales. Separación de los hijos, pareja por divorcio o muerte

Transición profesional, por cambio de trabajo.

Sexualidad: sequedad vaginal en la mujer, disminución de la erección en el hombre

Factores psicosociales familiares: Los factores psicosociales que implican a la familia incluyen el estrés de la soltería, los cambios maritales, la transición de la familia conforme los hijos se emancipan y el cuidado de los padres ancianos.

Obesidad

Cuidados agudos: Las enfermedades y los problemas agudos experimentados en la mediana edad son similares a los de la edad adulta joven. Sin embargo, las lesiones y las enfermedades agudas en la edad adulta mediana requieren un período largo de recuperación debido a que se ralentiza el proceso de curación. Además, las enfermedades y las lesiones agudas experimentadas en la edad adulta mediana tienen más probabilidad de convertirse en problemas crónicos. Para los adultos de mediana edad de la generación sándwich, los niveles de estrés también aumentan a medida que intentan equilibrar las responsabilidades relacionadas con el trabajo, la vida familiar, el cuidado de los hijos y el cuidado de los padres ancianos mientras se recuperan de una lesión o enfermedad aguda.


Ancianos

Se considera que la edad de los 65 años es el límite inferior de la «vejez» en las políticas demográficas y sociales. Sin embargo, muchos ancianos, bien entrados en la década de sus setenta se consideran a sí mismos de «mediana edad». A menudo, la edad cronológica tiene poca relación con la realidad del envejecimiento para un anciano. Cada persona envejece a su propia manera.

Cambios fisiológicos: La percepción del bienestar define la calidad de vida. Comprender las percepciones de los ancianos sobre el estado de salud es esencial para una valoración precisa y el desarrollo de las intervenciones clínicamente relevantes. Su concepto de salud generalmente depende de las percepciones personales de su capacidad funcional.

Sistema tegumentario: Con el envejecimiento, la piel pierde elasticidad y humedad.

Cabeza y cuello. rasgos faciales más pronunciados por la pérdida de la grasa subcutánea y la elasticidad de la piel. aparecen asimétricos debido a la pérdida de los dientes o a dentaduras ajustadas inadecuadamente.

Cambios en la voz (aumento en la agudeza del tono, pérdida de potencia). La agudeza visual disminuye por daños en la retina, reducción del tamaño de la pupila, opacidades en el cristalino o pérdida de elasticidad en el cristalino. 

Presbicia, visión de cerca disminuida, reducción para adaptarse a cambios rápidos en áreas que van de la oscuridad a la luz (y, al contrario). Las pupilas son más pequeñas y reaccionan más lentamente. La decoloración del cristalino hace difícil distinguir entre azules y verdes y entre los tonos pastel. Enfermedades oculares incluyen cataratas, degeneración macular, retinopatía diabética y desprendimiento de retina. Tiene como consecuencia una visión borrosa, sensibilidad al deslumbramiento y una pérdida gradual de visión. El ruido es un factor de riesgo en el deterioro auditivo. La presbiacusia afecta a la capacidad de oír sonidos agudos y consonantes sibilantes como la s, sh y ch. Inspeccionar el canal auditivo externo en busca de la presencia de cerumen. La secreción salivar se reduce y las papilas gustativas se atrofian y pierden sensibilidad, dificultad para diferenciar entre sabores salados, dulces, ácidos y amargos (puede ser por tratamientos o medicación). Disminuye el olfato

Tórax y pulmones: disminuye la fuerza de músculos respiratorios, aumenta el diámetro anteroposterior del tórax, cifosis dorsal por osteoporosis, disminución de movilidad de costillas, rigidez de pared torácica, disminuye expansión pulmonar, incapaz de toser profundamente, se distancian los sonidos respiratorios. Más susceptible a NMN e infecciones bacterianas o virales.

Sistema cardiaco y vascular: disminución del gasto cardiaco, por disminución de fuerza contráctil, ansiedad, excitación, enfermedad o actividad extenuante. Durante el ejercicio aumenta el ritmo cardiaco para compensar la disminución del gasto cardiaco y tarda más tiempo en recuperarse. Presión sistólica o diastólica elevada, insuficiencia cardiaca, ACV, insuficiencia renal, enfermedad coronaria, enfermedad vascular periférica, pulsos periféricos de miembros inferiores más débiles, pies fríos.

Mamas: perdida de firmeza por aumento de grasa por disminución de estrógenos, disminución de la masa muscular, el tono y la elasticidad disminución de la mama, atrofia del tejido glandular, ginecomastia en varones, por medicación, cambios hormonales obesidad, riesgo de cáncer de mamas en hombres y mujeres.

Sistema gastrointestinal y abdomen: aumento del tejido adiposo en el tronco, abdomen más protuberante por disminución de tono muscular y elasticidad, reducción del peristaltismo, alteración en las secreciones, perdida de tolerancia a ciertos alimentos, estreñimiento, flatulencias o diarrea.

Sistema reproductor: cambios por alteraciones hormonales. Menopausia por respuesta reducida de los ovarios a las hormonas hipofisarias y diminución de niveles de estrógenos y progesterona. La espermatogénesis comienza en la 4ta década, no afecta la libido, los deseos, los pensamientos y las acciones sexuales.

Sistema urinario: hipertrofia prostática benigna, produce presión en el cuello de vejiga, produce retención, frecuencia e incontinencia urinaria, infecciones del tracto urinario, dificultad para iniciar la micción y mantener el flujo urinario, el cáncer de próstata. Incontinencia urinaria en ambos sexos, incontinencia de esfuerzo, escape de orina al toser, reír, estornudar, levantar un objeto, por debilitamiento de los músculos perineales y de la vejiga, incontinencia de urgencia, por rebosamiento, funcional y mixta, factores de riesgo, edad, menopausia, diabetes, histerectomía, ACV, obesidad.

Sistema musculoesquelético: las fibras musculares se vuelven más pequeñas, disminuye la fuerza muscular, la densidad ósea y masa ósea disminuye, el ejercicio retrasa la perdida, la menopausia aumenta la desmineralización ósea, la ingesta de calcio retrasa la desmineralización,

Sistema neurológico: disminuye el número y tamaño de las neuronas, que afecta a los neurotransmisores, sustancias químicas que aumentan o inhiben la transmisión del impulso nervioso. Los reflejos voluntarios son más lentos, con menos capacidad de respuesta a los múltiples estímulos, se altera la calidad y cantidad de sueño, cambios del ciclo sueño-vigilia.

Cambios funcionales: El estado funcional en los ancianos incluye las actividades en los dominios físico, psicológico, cognitivo y social.

Es difícil aceptar los cambios, miedo de volverse dependientes, requieren de dieta saludable, bien equilibrada, ejercicio apropiado, control médico, evitar alcohol, tabaco, drogas, debe mantener las actividades diarias, bañarse, vestirse, aseo, escribir, ir de compras, preparar comidas, llamar por teléfono,

Cambios cognitivos: Algunos cambios estructurales y fisiológicos en el cerebro están asociados con el deterioro cognitivo. Reducción del número de células cerebrales, los depósitos de lipofucsina y amiloide en las células, y los cambios en los niveles de los neurotransmisores ocurren en los ancianos.

Síntomas de deterioro cognitivo es desorientación, perdida de habilidades lingüísticas, pérdida de capacidad de cálculo, juicio erróneo, no sucede en todos los ancianos. Enfermedades que afectan la cognición, delirio, demencia, depresión.

Cambios psicosociales: Implican las transiciones vitales y la pérdida. Cuanto más viven las personas, más transiciones deben afrontar y más pérdidas experimentan. Jubilación, cambios económicos, cambio de roles, y relaciones, alteraciones de la salud, y capacidad funcional, cambio en entorno social y traslado, perdidas de relaciones por la muerte. Las áreas que hay que abordar durante la valoración incluyen la familia, las relaciones íntimas, los cambios de rol pasados y presentes, la situación económica, la vivienda, las conexiones sociales, las actividades, la salud y el bienestar y la espiritualidad. Los temas específicos relacionados con esas áreas incluyen jubilación, aislamiento social, sexualidad, vivienda y entorno y muerte.


Abordar los problemas de salud de los ancianos:

A medida que la población envejece y la esperanza de vida aumenta, aumenta el énfasis en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. El número de ancianos que son partidarios y están motivados sobre estos aspectos de salud está aumentando. Un número de programas y proyectos nacionales aborda las prácticas preventivas en la población anciana. El objetivo en ancianos con una o más enfermedades crónicas es mantener sus condiciones; reducir la proporción de ancianos que tienen limitaciones funcionales de moderadas a graves; reducir el número de visitas de ancianos a los servicios de urgencia como consecuencia de caídas; aumentar el número de ancianos que vivan en su casa a pesar de no tener cubiertos los servicios y apoyo a largo plazo; y aumentar la proporción de ancianos con funcionamiento físico o cognitivo reducido que se comprometan con actividades físicas ligeras, moderadas o intensas en su tiempo de ocio. Los servicios que asisten a los ancianos continuarán colaborando con tales intentos de promover la salud y prevenir la enfermedad. Los desafíos de la promoción de la salud y la prevención de enfermedades para los ancianos son complejos y afectan a los profesionales sanitarios. Para los ancianos, las experiencias previas de atención sanitaria, la motivación personal, las creencias de salud, la cultura y los factores no relacionados con la salud como el transporte y la situación económica pueden crear obstáculos para la participación. Los obstáculos para los profesionales sanitarios incluyen las creencias y actitudes sobre qué servicios y programas proporcionar, su efectividad y la falta de directrices coherentes, y la ausencia de un enfoque coordinado. El rol del enfermero es centrar sus intervenciones en el mantenimiento y la promoción del funcionamiento y la calidad de vida de los pacientes. La enfermera puede ayudar a los ancianos a empoderarse para tomar sus propias decisiones sobre la salud y alcanzar su nivel óptimo de salud, funcionamiento y calidad de vida. El enfermero debe reconocer las preocupaciones de los ancianos de manera que pueda ajustar un plan de cuidados. Aunque las diversas intervenciones cruzan los tres niveles de cuidados (es decir, la promoción de la salud, los cuidados agudos y la atención para el restablecimiento), algunos enfoques son únicos para cada nivel.


Estrategias de Cuidado en el Hospital

En el entorno hospitalario, el cuidado del paciente adulto o anciano con alteraciones clínicas o quirúrgicas prevalentes requiere un enfoque multidisciplinario y centrado en el paciente. Algunas estrategias clave incluyen:

  1. Evaluación exhaustiva: Es fundamental realizar una evaluación completa del paciente para identificar sus necesidades específicas y diseñar un plan de cuidados individualizado.
  2. Monitorización continua: La monitorización de signos vitales, la función cardiorrespiratoria y los niveles de glucosa son cruciales para detectar cualquier cambio en la condición del paciente y tomar medidas preventivas.
  3. Control del dolor: El manejo adecuado del dolor es esencial para mejorar el confort y la calidad de vida del paciente. Se deben utilizar analgésicos según las necesidades del paciente y evaluar regularmente su eficacia.
  4. Prevención de complicaciones: Se deben implementar medidas de prevención de complicaciones, como la profilaxis de trombosis venosa profunda, la prevención de úlceras por presión y la identificación temprana de signos de infección.
  5. Educación al paciente y la familia: Proporcionar información clara y comprensible sobre la enfermedad, el tratamiento y los cuidados postoperatorios es fundamental para empoderar al paciente y promover una recuperación exitosa.
  6. Seguimiento médico: Es fundamental que el paciente continúe con el seguimiento médico programado para evaluar su progreso y realizar ajustes en el tratamiento si es necesario.
  7. Autocuidado: Capacitar al paciente y a la familia en el autocuidado es esencial para promover la independencia y la autogestión de la enfermedad. Esto puede incluir la administración de medicamentos, el manejo de dispositivos médicos y el seguimiento de una dieta específica.
  8. Apoyo emocional: La recuperación en el domicilio puede ser un proceso emocionalmente desafiante para el paciente y la familia. Proporcionar apoyo emocional y recursos de apoyo, como grupos de apoyo o servicios de asesoramiento, puede ayudar a aliviar el estrés y la ansiedad.
  9. Prevención de reingresos: Se deben tomar medidas para prevenir reingresos hospitalarios innecesarios, como el seguimiento de las indicaciones médicas, la detección temprana de signos de deterioro y la comunicación efectiva con el equipo de atención médica.

Estrategias de Cuidado en el Domicilio

Cuando el paciente es dado de alta y regresa al domicilio, es importante continuar con los cuidados adecuados para garantizar una transición segura y una recuperación efectiva. Algunas estrategias para el cuidado domiciliario incluyen:


  1. Seguimiento médico: Es fundamental que el paciente continúe con el seguimiento médico programado para evaluar su progreso y realizar ajustes en el tratamiento si es necesario.
  2. Autocuidado: Capacitar al paciente y a la familia en el autocuidado es esencial para promover la independencia y la autogestión de la enfermedad. Esto puede incluir la administración de medicamentos, el manejo de dispositivos médicos y el seguimiento de una dieta específica.
  3. Apoyo emocional: La recuperación en el domicilio puede ser un proceso emocionalmente desafiante para el paciente y la familia. Proporcionar apoyo emocional y recursos de apoyo, como grupos de apoyo o servicios de asesoramiento, puede ayudar a aliviar el estrés y la ansiedad.
  4. Prevención de reingresos: Se deben tomar medidas para prevenir reingresos hospitalarios innecesarios, como el seguimiento de las indicaciones médicas, la detección temprana de signos de deterioro y la comunicación efectiva con el equipo de atención médica.

_____________________________________________________________

Bibliografía:

  • Berman - Snyder (2013). Fundamentos de Enfermería Vol I- Kozier-Erb 9ªed - Editorial Pearson.
  • Perry - Potter (2013), Fundamentos de enfermería 8va Ed. L1. Elsevier.
  • Du-Gas (2001)-Tratado de Enfermería Práctica - Editorial Mc Graw Hill Interamericana.
  • Doenges, M. E., Moorhouse, M. F., & Murr, A. C. (2019). Guía de planes de cuidados de enfermería: diagnósticos de enfermería y problemas colaborativos (10ª ed.). Elsevier España

_____________________________________________________________


Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios